La vitamina D es uno de los nutrientes esenciales vitales para el buen funcionamiento del organismo ya que es fundamental para la salud de los huesos, los músculos y el sistema inmunológico, además de que regula la función muscular y las defensas del organismo.
Existe un alimento que aporta más vitamina D que cualquier otro, el aceite de hígado de bacalao. Una cucharada de este aceite, es decir cerca de unos 15 ml, proporciona más de 1.300 UI de vitamina D, lo que representa más del 1.000% de la cantidad recomendada.
Pero también hay otras opciones para aquellos a los que no les agrade este aceite tan particular, como los pescados grasos, entre ellos el salmón, el atún y la caballa; los huevos, hongos, como también leche o jugos enriquecidos en vitamina D, que se convierten una buena alternativa como fuente de este nutriente tan importante.
Otra de las formas de incorporar vitamina D es tomando sol ya que la piel la produce cuando se expone a la luz solar, siempre y cuando se realice con moderación y utilizando protector solar. Esto se debe a que la exposición masiva a la luz ultravioleta del sol que pueden aumentar el riesgo de cáncer de piel.
¿Qué le sucede al cuerpo cuando no consume vitamina D?
La deficiencia de vitamina D puede ser perjudicial para la salud ya que puede desatar una serie de enfermedades como:
- Osteoporosis: esta patología se caracteriza por debilitar los huesos y aumentar el riesgo de fracturas.
- Raquitismo: esta es una enfermedad que afecta, especialmente, a los niños dificultando su crecimiento y el desarrollo de sus huesos.
- Miopatía: este problema oftalmológico que afecta a los músculos de los ojos provocando debilidad, dolor y fatiga.
- Infecciones: la vitamina D es una buena aliada para ayudar al sistema inmunológico a combatir distintas infecciones.
Es por ello que, para evitar estas patologías, es importante incorporar alimentos ricos en vitamina D para así ayudar al organismo a que se mantenga saludable.