Entre los dos candidatos obtuvieron más del 24% de los votos en la ciudad de Buenos Aires. Cuál es el mensaje para grieta sistémica entre macrismo y kirchnerismo
Hay una pregunta fundacional que cobra más relevancia en las últimas horas: Javier Milei, ¿es o se hace? Aquel, que enajenado y desaliñado insulta y corre por derecha el propio Horacio Rodríguez Larreta o se pelea en vivo en los canales de televisión con todo aquel que no coincide con sus ideas, ¿es un personaje ideado en un laboratorio de consultores para representar el clima social de apatía, mal humor y violencia o un emergente real de todos estos factores? ¿un Dr. Jekyll o Mister Hyde?
El economista, en la previa de las PASO, logró algo que el mainstream político enfrascado en una grieta que sobrevive en una suerte de loop permanente entre macristas y kirchneristas no vio o no quiso ver venir: corrió el eje de la campaña. Ahora, post elección, se transformó en la sorpresa: 13.65% de los votos con el 80.65% de las mesas escrutadas, 50.000 más que Ricardo López Murphy. Pero ambos recolectaron más del 24% padrón porteño, más del 22% que logró en 1989 la Alianza de Centro de Álvaro Alsogaray. Dos fenómenos liberales, pero con matices y diferencias.
La irrupción de Milei, el tercer candidato más votado en la ciudad de Buenos Aires, movió los cimientos de Juntos por el Cambio: obligó a María Eugenia Vidal a hablar de “casta política”, a que tanto Larreta (conocido por sus respuestas de casette) como Mauricio Macri radicalicen su discurso al proponer cambiar las leyes laborales o que el presidente Alberto Fernández dedique un acto para advertirles a los jóvenes sobre los peligros de votar por aquellos que hablan de libertades.
Hizo que los principales dirigentes de la coalición opositora empiecen su campaña como palomas y la terminen como halcones. “Logramos correr el eje del debate; nosotros terminamos ganando la batalla de las ideas”, destacó el economista en una entrevista con Infobae antes de las PASO. Algo de eso hay.
“Vidal tuvo que cambiar su discurso y se la notó incómoda en la campaña. El tema es que ellos también son la casta, son poder y fueron gobierno. Ya no pueden prometer tan libremente. Son percibidos como responsables de lo que pasa. El que está limpio de política es Milei, no ellos. Les corrió el eje y parte de su discurso”, analizó un consultor político que trabaja en varias oficinas de Casa Rosada ante la consulta de Infobae.
Ahora, si mantiene el caudal de votos que logró en las PASO llegará al Congreso, hábitat natural de esa clase política que tanto cuestionó. ¿Llegará como un infiltrado para implosionar el sistema desde adentro? ¿O será la piedra basal de un fenómeno cuyo interrogante, ahora, es saber si llegó para quedarse o será efímero?
“Milei es un emergente de dos facciones que tienen muchos desilusionados. Y un peligro para la Argentina, pero también para la casta política. Ojalá los asuste, pero no demasiado. Si la clase política sigue sin resolver temas centrales y los medios agitan la antipolítica no será algo esporádico: acá nadie se puede hacer el pelotudo (sic), alguna vez nos reímos de (Donald) Trump, y de (Jair) Bolsonaro”, recordó un importante dirigente peronista.