James Fallon, experto mundial en criminales y dictadores, explica cómo los abusos que habría sufrido el ruso de pequeño desencadenaron su actitud violenta
El neurocientífico James Fallon, profesor de Psiquiatría, Anatomía y Neurobiología de la Universidad de California, lleva una década analizando al jefe de estado ruso, y en una entrevista con El Correo aseguró que ha identificado en Putin la mayor parte de los rasgos que definen a un psicópata.
“Putin tiene un pasado terrible de hijo ilegítimo que, según me han revelado al menos tres fuentes, sufrió acoso de forma rutinaria desde una edad muy temprana e incluso abusos sexuales. De ahí esa sexualidad un tanto retorcida”, aseguró Fallon.
Para Fallon, Ucrania está sufriendo las consecuencias de los abusos que padeció el ruso en su infancia: “Sin duda. El hombre está arreglando cuentas con el mundo por lo que sufrió de niño. Ahora él es el abusón. Y los abusones, como los psicópatas, necesitan víctimas. El primer ministro británico Neville Chamberlain, un pacifista, fue la víctima perfecta para Hitler. ‘Usemos la vía diplomática y lo convenceremos’, decía. Pero ante un depredador no puedes mostrarte débil. Te aplasta. Y ahora Joe Biden es el rival perfecto a ojos de Putin”.
Fallon cree que Putin fue reclutado por la KGB justamente por haber sido víctima de abusos: “Las personas así abundan en el espionaje y las organizaciones terroristas, aunque no sean psicópatas”. Sin embargo, detalla que sufrir acoso o abusos en la infancia es un factor de riesgo, pero se necesita también una potencialidad genética para convertirte en psicópata. “Al contrario de lo que decía Rousseau, el hombre no es bueno por naturaleza. El cerebro no es una pizarra en blanco”.
“Todos nacemos con un conjunto de alelos heredados de tu madre y de tu padre que se combinan en ti de manera aleatoria y hacen que acabes con genes asociados a determinados comportamientos. Tres cuartos de la población heredan genes no asociados con agresividad extrema, baja empatía emocional, violencia…”, explica. Y continúa: “Al final solo el siete por ciento desarrolla un trastorno de personalidad relacionado con la depredación entre miembros de nuestra especie. Y estos son responsables de la mayoría de los crímenes que se cometen. La mitad de las personas que están en prisión, de hecho, son psicópatas. Y no tienen remedio, por cierto”.
El neurocientífico asegura que aún cuando alguien hereda un grupo entero de genes que lo colocan en una posición de alto riesgo el desenlace trágico se activa si te abandonan o abusan de ti a edad temprana. “Ante este tremendo estrés, el cerebro de un niño libera cortisol de la glándula suprarrenal. Normalmente es un mecanismo protector, pero si has heredado cierto conjunto de alelos, el cortisol va a las áreas del cerebro que regulan la actividad social y estas quedan trastocadas de forma permanente”.
El neurocientífico asegura que Putin comparte con otros dictadores la historia de trauma infantil: “Este es el disparador común que parece haber determinado su conversión en psicópatas”. Pero hay más rasgos comunes, a los que cataloga como “típicos”: “Son mentirosos patológicos, manipuladores, emocionalmente superficiales; gozan de buena memoria, carisma, dominio del miedo y la ansiedad (algo fundamental para el psicópata); son sádicos, hipersexuales…”
“Y otra cosa curiosa de Putin: es cleptómano. Le encanta quedarse con cosas al estilo callejero, herencia de su juventud en las calles de San Petersburgo. Ya sabes: ‘Oye, ¿puedo echarle un vistazo a eso?’. Y se lo queda. No le falta de nada a este hombre”, ironiza Fallon.
El neurocientífico explica que Putin menospreció al presidente ucraniano: “Pensó que era solo un cómico televisivo, pero se equivocó. Todo el mundo se equivocó con él. En Estados Unidos tuvimos a Reagan. Actor. Tampoco lo tomaron en serio y, mira, acabó con la URSS y ganó la Guerra Fría”.
Fallon asegura también que Putin y su régimen son el último eslabón de una larga cadena represiva. “La dialéctica es: ‘Lo hacemos por el bien de nuestra amada Madre Rusia’. Y esto es algo que, transmitido a lo largo de generaciones, ha producido cambios epigenéticos. Los afroamericanos, por ejemplo, siguen marcados por la esclavitud y la persistente marginación y brutalidad de la sociedad americana contra ellos. Debido a esto, su tolerancia a la violencia es superior a la de otros grupos sociales. Algo similar ocurre con los rusos y con las sociedades donde la violencia y la brutalidad han sido dominantes”.
El especialista también da crédito a los rumores sobre su estado de salud: “Llevó 12 observándolo y lo veo diferente, como si estuviera recibiendo terapia contra el cáncer. Eso puede estar elevando sus niveles de agresividad”.