El mandatario brasileño ignoró por enésima vez las prohibiciones de aglomeración de gente por el coronavirus y se puso al frente del desfile de miles de sus seguidores y grupos evangélicos.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más escépticos frente a la gravedad del coronavirus, desafió este sábado una vez más la pandemia e ignorando las prohibiciones locales de aglomeración encabezó en San Pablo una multitudinaria caravana de motoqueros.
Bolsonaro participó de la caravana convocada por sus partidarios y grupos evangélicos, y sin usar barbijo lideró el gigantesco desfile de miles de motociclistas que se concentraron en las afueras del sambódromo de Anhembí, en la capital paulista.
“Por la libertad, por la democracia y ¡acelera para Dios!”, fueron las palabras de orden de salida dadas por el mandatario brasileño, que antes de participar de la caravana saludó y se tomó fotos con personas que se juntaron en la Avenida Olavo Fontoura, en la zona oeste de la mayor ciudad brasileña.
La llamada “Moticada Acelera para Cristo” dio continuidad a una serie de caravanas de motoqueros simpatizantes del jefe de Estado y en esta ocasión reunió también a los grupos evangélicos de la tradicional Marcha para Jesús, un evento que fue cancelado este año por la pandemia.
La Marcha para Jesús ya ha sido el mayor evento callejero del país con tres millones y medio de participantes, superando en algunas ediciones a la Parada del Orgullo Gay de San Pablo y al desfile Galo da Madrugada de la ciudad de Recife, el más convocante durante el carnaval brasileño.
La movilización ocurrió en el día en el que se cumplieron 15 meses de una pandemia de Covid-19 que por la que ya hay casi 17,3 millones de casos confirmados y 485.000 muertes en Brasil.
La caravana desistió de recorrer el centro de la ciudad y pasar por la tradicional Avenida Paulista, para no interferir con el comercio de este sábado, cuando se celebra en Brasil el Día de los Enamorados, y por ser una zona de alta concentración de hospitales.
En consecuencia, el grupo optó por recorrer avenidas periféricas, tomar autopistas regionales y llegar hasta la vecina ciudad de Jundiaí, ubicada a 60 kilómetros de distancia, para un total de 160 kilómetros en una caravana que terminó en el Obelisco del Parque Ibirapuera, de nuevo en San Pablo.
En una de las paradas, Bolsonaro imitó a un director de orquesta cuando sus simpatizantes entonaron cánticos en contra del gobernador paulista, Joao Doria, un antiguo aliado y ahora uno de sus principales rivales políticos dentro de la derecha. “Estamos demostrando fuerza y unión”, afirmó Bolsonaro, que a través de sus redes sociales transmitió en vivo toda la caravana.
Los grupos organizados de motociclistas, camioneros y otros conductores se han posicionado siempre a favor de Bolsonaro por su discurso permanente de reducción del precio del seguro obligatorio para los vehículos, del combustible y de los peajes y la eliminación de algunas cámaras de fotomultas.