Newell’s jugó para el demonio y quedó envuelto en el infierno del peor resultado: la derrota. Es la segunda caída en fila en el interinato de Adrián Coria, que comienza a hipotecar la todavía clasificación a la Copa Sudamericana. Pero más allá del 0-1, lo más preocupante para la lepra es la pobrísima producción futbolística, con jugadores con un nivel bajísimo, siempre peleados con la pelota, frágiles en las divididas y casi sin pisar el área de enfrente. Con muy poco el rojo se quedó con todo y acrecentó la preocupación en el Parque.
El interinato sólo se sostiene con resultados positivos, pero ahora llegó la mala y habrá que ver cómo sigue la vida futbolística leprosa. La chance de la Copa sigue intacta, pero el juego bajó considerablemente. Y lejos de ser soluciones los regresos de Cristian Lema, Julián Fernández y Juan Sforza se unieron a la confusión fue generalizada.
El primer tiempo comenzó muyequilibrado. Newell’s trató de presionar en campo enemigo, pero arrancó impreciso en las entregas. El rojo tampoco podía imponer condiciones. La pelota volaba muchísimo por el aire y los arcos estaban demasiado lejos, por lo que las acciones de peligro escaseaban en la noche de Avellaneda.
A ninguno de los dos equipos les sobraban ideas y así se dio un trámite ordinario. El arma exclusiva de los leprosos eran los centros de pelota quieta que ejecutaba Cristian Ferreira, pero que no eran capitalizados por la fuerza aérea rojinegra. Fricción, lucha y pases a los rivales. Un combo que amenazaba con copar la escena.
Mal pase atrás de Ferreira, remató Benegas y la pelota que iba al arco se desvió en el brazo de Ditta, falta afuera del área y amarilla para el colombiano. Por suerte el tiro libre ejecutado por Pozzo no prosperó. Creció Independiente y Lema llegó justo a cortar una arremetida de Pozzo.
El doble cinco leproso Fernández-Sforza no hacía pie; Ferreira estaba errático y no era la manija y, encima, los externos Garro y Aguirre eran meros actores de reparto de la desprolija película. Apenas una corrida de Brian en el final que no generó zozobra.
PUBLICIDAD
El equilibrio se dio por la precariedad de ambos y así se fueron al descanso. Newell’s en los 45 iniciales no pateó al arco, más que un dato, un resumen de su pobre producción.
En el complemento a los pocos minutos ingresó Marco Campagnaro por Martín Luciano. Newell’s estaba cada vez más atrás y no podía encontrar la pelota. El diablo olió sangre y fue por más. Batallini casi factura de carambola. La lepra no hacía pie.
Pasado el cuarto de hora la estantería se vino abajo. Centro pasado de Vigo, la metió al medio Márquez en el sector del improvisado lateral Velázquez y Leandro Benegas, en soledad, la empujó al gol desde el corazón del área. La lepra recibió el castigo de meterse muy atrás.
Adentro, Balzi, Méndez y Panchito González como revulsivo. Sin dudas, Velázquez sufrió ser el marcador de punta derecho y no rindió como lo hace de zaguero, su puesto natural.
Corrida de Panchito, que remató cruzado a las manos de Milton Alvarez, en una las escasas aproximaciones leprosas. Newell’s ya era un manojo de nervios y si no tuvo ideas al principio, menos iba a encender las lucres en el tramo final, en desventaja y con el reloj como su enemigo.
Fue un otro paso atrás leproso en su afán de llegar a las copas, aunque sigue en puestos de Sudamericana. Segunda derrota en fila del interinato de Coria. Newell’s jugó para el demonio y se quedó preso del infierno de la derrota.
Fuente: La Capital