Y Newell’s va. En La Plata superó otro obstáculo. La misión de conservar la primera posición requería una respuesta semejante como la que dio contra Estudiantes. Luchó de principio a fin, defendió con uñas y dientes y sacó a relucir una efectividad que ya se convirtió en costumbre.
Le costó mucho de entrada a Newell´s aproximarse con pelota dominada. El juego vertical careció de profundidad. No existía conexión entre los futbolistas. Fueron intentos individuales que no prosperaron. Sordo corría y la perdía. Panchito no llegaba hasta el fondo. Juanchón García quedaba en soledad arriba, más dedicado a luchar que otra cosa. Jacob y Vangioni no pasaban a campo contrario. La lepra se dedicaba a dividirla, sin ningún resultado beneficioso.
Contenido, dedicado casi con exclusividad a mantener el arco en cero por una cuestión de obligación, como consecuencia de cómo se desarrollaba el partido, el orden y la concentración del conjunto visitante en el fondo lo mantuvo de pie.
Carente de recuperación, con Jorge Rodríguez comandando con inteligencia los avances del pincha, la lepra fue impenetrable atrás. Siempre apareció el cierre justo para impedir que Pavone o Leandro Díaz ingresen con claridad dentro del área rojinegra. Los centros llovían en busca de los puntas del equipo de Zielinski y Lema despejó de cabeza una y otra vez. La única acción del zaguero que dejó dudas fue al cortar una entrada de Pavone y golpearlo con la mano en el rostro. Ni el juez Baliño ni el VAR observaron penal.
La firmeza que mostró la lepra atrás contó con la invalorable tarea de Julián Fernández. El volante retrocedía y respondía en las coberturas. Ante tal muralla, Estudiantes apenas se aproximó con un cabezazo inofensivo de Boselli, por encima de Ditta, controlado por Macagno.
Lo que no calculó el golero fue un tiro libre lanzado desde la derecha. Salió a cortar y Noguera lo superó de arriba. El balón quedó flotando y en el intento por cabecear al gol se chocaron Díaz y Rogel, mandándola a cualquier parte. Fue la acción de mayor riesgo de la primera parte. Y la única.
Estudiantes había intentado, sin éxito, desde la posesión quebrar la resistencia del conjunto rojinegro. Y Newell’s se ocupó de estar bien parado, aunque siendo sumamente inofensivo. Un tiro cruzado de Sordo, sin ninguna complicación, fue apenas la jugada de ataque a contabilizar favorable al conjunto de Sanguinetti.
El formato no se modificó en el segundo tiempo. Newell’s no salió a presionar alto y junto las líneas en terreno propio, tratando de hacerse fuerte desde atrás. García fue un combatiente solitario contra las filas enemigas. Ante tanta falta de variantes ofensivas de un equipo en que por lo general, no abundan, se extrañaba a horrores a Méndez, que contrajo Covid.
Pero Newell’s es un conjunto que saca agua de las piedras. Con muy poco, es letal. Estudiantes fue el que ahora lo sufrió. Panchito González, en la jugada previa a ser reemplazado por Garro, mandó un centro muy elevado. García, inteligente, fue a forcejear con dos rivales para que le llegue a Sordo libre de marcas. El extremo, con los ojos bien abiertos como en la victoria por la mínima contra Talleres, la puso cruzada para que un estático Andújar observe cómo ingresaba junto al palo izquierdo.
Todavía quedaba más de media hora por jugar y el panorama se presentaba propicio para la lepra. Podía seguir su planteo, sin necesidad de salir a buscarlo y desplegando un fútbol vertical cuando la conseguía, aprovechando la urgencia del pincha.
Dicho y hecho. Sordo arrancó desde el propio campo, volcado a la izquierda. García la recibió y abrió a la derecha para que Garro la toque con sutileza al palo opuesto. 2 a 0.
Newell’s era otro. Sforza creció. Batalló en el medio y no se desligó de la labor ofensiva. Apoyó a los delanteros y la movió con criterio. Los ingresos de Rossi, Mansilla, Portillo y Cingolani sirvieron para sostener una estructura sólida.
Tan firme para doblegar a Estudiantes en su cancha y conservar la primea posición.
Fuente: La Capital