El rojinegro igualó sin goles ante Unión en un partido en el que el flamante entrenador mostró determinación a la hora de cambiar
Newell’s no pudo ganar. Pero no perdió. Debutó Germán Burgos como entrenador. Y empató con Unión en el Coloso. Con apenas un puñado de horas en el cargo, el Mono comenzó a formatear a su equipo. A su manera. Inculcando desde lo actitudinal. Exigiendo. Y dejando en claro que es el dueño de las decisiones.
Newell’s mostró otro intento táctico. Con nombres muy parecidos. Y con Pablo Pérez como conductor. Otros en diferentes funciones. Pero desde lo colectivo con idénticas complejidades. Fundamentalmente desde el ritmo futbolístico. Porque más allá de evidenciar algún síntoma de mayor compromiso colectivo, la dinámica requiere de velocidad para desplegar y replegar. Y fue allí cuando se evidenció la mayor limitación. Ya que es fundamental ese aspecto para desequilibrar y sorprender.
Y Burgos rápidamente comprendió esta necesidad. Por eso cuando en el complemento debió cambiar a Maxi Rodríguez e Ignacio Scocco no le tembló el pulso. Porque de eso se trata. Que cuando los de mayor jerarquía ya pierden despliegue, es determinante no resignar movilidad.
Por supuesto que bien vale procurar caminos diferentes a los que venía transitando Newell’s con Kudelka. El Mono recién llegó y ensayó otras formas. El 4-1-4-1 inicial fue mutando de acuerdo a las circunstancias, pero en ese desarrollo se observaron las dificultades de Giani y Cristaldo para el ida y vuelta por las bandas. Un sacrificio para ambos. Un suplicio por momentos. Porque cuando llegaban a posiciones defensivas ninguno de los dos tienen muchas herramientas para marcar. Más allá de la vocación exhibida. Fundamentalmente del ex Racing.
Burgos le pedía a Lema que achicara para hacer más corto el equipo, pero cuando un pelotazo al vacío encontró a algún rival tatengue el retroceso mostró grietas por la velocidad de los zagueros.
Newell’s cuando se comprimía en ataque Unión lograba tomarlo porque los movimientos no eran veloces, apenas una habilitación de Maxi encontró a Cristaldo pisando el área pero su centro atrás no encontró a ningún compañero.
En cambio Unión en cada avance por el costado derecho rojinegro generaba zozobra, ya que Capasso padecía por ese lado y Cristaldo no alcanzaba a relevar.
Algo que supo corregir el flamante entrenador cuando en el complemento relevó a Giani por Llano.
Pero el transcurrir no sufría modificaciones, todo era muy previsible, por eso el Mono movió el banco sacando a Sforza y Maxi, para tratar de reacomodar la zona de volantes con Fernández y Cacciabue. Y después para tratar de tener profundidad mandó a Enzo Cabrera por Scocco.
Y fue allí cuando Newell’s generó un par de situaciones francas de gol, como ese cabezazo de Capasso tras un córner y la pelota caprichosamente se fue junto al palo. Y así las jugadas con pelota parada se insinuaban como el recurso para llegar al gol.
Newell’s terminó con determinación buscando la victoria. Con sus problemas a cuestas. Pero con más convicción. La misma que deberá mantener para seguir en la edificación de un equipo diferente. El que necesita jugar mejor y lograr ganar.