Cuando el equipo rojinegro resistía el 1 a 0, apareció Nacho en el final del partido con un tremendo zapatazo para liquidar el pleito. 2 a 0 y la racha de Burgos sigue
Newell’s fue patrón en su casa. Aunque Patronato quiso poner en duda esa condición. Pero el pragmatismo rojinegro le permitió alcanzar la diferencia. Que no fue mínima porque volvió una noche y anotó un golazo. Scocco lo hizo. 2 a 0. Suficiente para validar la propiedad del triunfo. Ese que le permitió extender una racha favorable en la que Burgos está invicto como DT. Y que le otorga la prórroga para trabajar con tranquilidad en la búsqueda de ese rendimiento que en esta ocasión no estuvo. Fue 2 a 0. Y tres puntos más.
Otra vez en el final del primer tiempo. De nuevo con una jugada de pelota parada. Sí. De cabeza y rebote. Buscando el gol. Provocando el error. Empujando las limitaciones propias y desnudando las ajenas. Cuando no se logran asociaciones para jugar bien, la capitalización de otras formas lícitas bien valen. Por eso Newell’s se fue nuevamente al descanso en ventaja. La que en el complemento tuvo que sostener. Y con Scocco resolver.
El Newell’s de Burgos trabajó la variedad de recursos que permite el fútbol. Y a sabiendas de las dificultades que tuvo su equipo para poder articular juego cuando la certeza no se logró y los rivales rompieron en el mediocampo, las jugadas con pelota parada asomaron como un atajo para intentar desnivelar. Por eso el equipo del Mono demostró que ensayó. No improvisó. Las planificó. Sin prejuicios y mucho pragmatismo. Un lateral largo hecho con las manos hacia al área se hizo un hábito. Los córners con superpoblación a la altura del primer palo empezaron a ser redituable. Así vulneró a Lanús. Y también ahora lo hizo con Patronato. Entre Calcaterra y Sosa Sánchez saltaron y le pelota rebotó y se metió.
Claro que para mantener esa diferencia Newell’s prefirió el atajo de la resistencia por momentos. Y allí sobresalió el trabajo de Lema, una verdadera muralla para todos los intentos de Patronato, que llegaba pero sin profundidad.
Newell’s tuvo en Pablo Pérez al que más intentó jugar, encontrarse con Maxi Rodríguez, y así lo logró en una ocasión que estuvo muy cerca del gol, pero luego la intensidad se fue desvaneciendo y con ella también la fluidez.
La lesión de Cristaldo impuso mover el tablero del Mono, Nadalín entró por él y Calcaterra fue a su puesto natural de volante central. Y Sforza quedó más desobligado de la marca. Pero Burgos enseguida complementó las variantes con Scocco y Cabrera por los Rodríguez. Con un Maxi intermitente y un Alexis apagado por completo.
Los últimos minutos encontraron a Newell’s despejando con apuro en su área y buscando a Pablo Pérez para tratar de tener la pelota, y favorecido porque los jugadores de Patronato mostraron mucha impericia para definir.
Pero el que no tiene impericia es Nacho Scocco. Que cuando el partido se moría sacó a Newell’s del sufrimiento. Golazo. Y aunque el funcionamiento no volvió a ser como en el complemento contra Lanús, sumar siempre otorga crédito de confianza y tiempo para seguir afianzando conceptos que permitan delinear un argumento futbolístico más eficiente.