Resultó breve el paso de Gustavo Quinteros por Gremio de Brasil, al que llegó con todos los honores y la expectativa propia de un flamante campeón del fútbol argentino. El entrenador que condujo a Vélez a dominar 2024 y coronarse en la Liga Profesional juntó un puñado de relevantes malos tragos en su primera experiencia en Brasil y fue rápidamente eyectado de su cargo, en el que tenía contrato hasta fin de año.
La gota que rebasó el vaso llegó en la jornada de este miércoles cuando, por la cuarta fecha del Brasileirao, el equipo de Porto Alegre sufrió un sorpresivo y abultado revés ante Mirassol, la cenicienta del certamen después de lograr por primera vez el ascenso a la máxima categoría. En San Pablo, los locales se despacharon con un 4-1 que hicieron la situación para el argentino insostenible. Tras el encuentro, el club anunció oficialmente su salida junto a la de todo su cuerpo técnico.
El año de Quinteros en el equipo, como reemplazo de Renato Portaluppi, arrancó bien aunque frente a rivales de menor valía en el Campeonato Gaúcho. En la final ante Inter, perdió por 2-0 de local en la ida e igualó 1-1 en la vuelta, fallando en el primer objetivo del año. Como atenuante, quien dirigió desde el banco en aquella derrota fue su ayudante Leandro Desábato, debido a que el DT principal había sido expulsado por agredir a un rival en la semifinal con Juventude.
En la Copa de Brasil, también ante escollos débiles en los papeles, necesitó de los penales para avanzar, como ante São Raimundo y Athletic. Pero en el día a día, el rendimiento no convencía a los hinchas y el Profesor comenzó a quejarse de que los 11 refuerzos le habían ido llegando con las competencias ya iniciadas. Finalmente, tras un receso que despertó ilusión por contar con el plantel más armado, el andar en el Brasileirao también resultó errático: solo ganó en el debut ante Atlético Mineiro y después perdió por 2-0 ante Ceará y Flamengo, antes del punto final de hoy.
En el medio, le quedó un buen registro en Copa Sudamericana, con dos victorias en el arranque frente a Sportivo Luqueño y Grau, y justo ante las puertas de visitar el jueves de la semana próxima a Godoy Cruz. Claro, a los brasileños les preocupaba más a esta altura lo que sucedería antes, este mismo sábado: serán locales en una nueva edición del clásico ante Inter, en lo que prometía ser una olla a presión en caso de continuar Quinteros.
Habrá que ver cuál será el nuevo destino del técnico de 60 años, que mientras permanezca libre seguramente sonará en más de un rincón del país en cuanto se vayan liberando inexorablemente puestos de entrenador. En Argentina sigue fresco su prestigio más allá del traspié brasileño del que, consideraciones aparte, se despide con un buen registro de 11 victorias, cuatro empates y cuatro derrotas.