El equipo canalla cayó por 1 a 0 y no logró meterse en la zona de clasificación a los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional. Villagra fue expulsado y no jugará el clásico
Central no pudo vestirse de protagonista. La ilusión que se sustentó más por las matemáticas que por el funcionamiento, se desvaneció porque el equipo del Kily sigue sin articular juego, sin descubrir alternativas, con evidentes problemas para formatear una identidad, y porque de manera recurrente termina en un laberinto futbolístico del cual no siempre se puede salir con voluntad. Por eso perdió con Estudiantes en el Gigante. Y con esa derrota la chance de avanzar a los cuartos de final se convirtió en una quimera. Aunque el costo para los canallas fue mayor. Porque Villagra se fue expulsado y no podrá estar en el clásico ante Newell’s.
El 1 a 0 del final fue la diferencia mínima que reflejó un partido entre dos equipos con idénticos problemas estructurales. Por eso el encuentro fue atravesado por la monotonía. A tal punto que por momentos fue ordinario.
Si cuando en el arranque del complemento Sánchez Miño rompió desde el mediocampo hacia adelante para derivar la jugada en Pasquini y desde allí meter un centro rasante para que Cauteruccio definiera, fue como un oasis en el desierto. Tres pases seguidos a esa altura ya era un lujo entre tanta intemperie futbolística.
Es que Central y Estudiantes jugaron en espejo. Uno se reflejaba en el otro. Ambos con idénticas limitaciones y escasos recursos. Los canallas dependían de Emiliano Vecchio. Los pincharratas de Jorge Rodríguez. Marco Ruben aguardaba algún centro que lo encuentre bien ubicado para definir. Federico González también se estacionaba en el área de enfrente para ver si algún pelotazo lo habilitaba. Alan Marinelli se movía por derecha para descubrir un espacio que le permita llegar al arco de Andújar. Cauteruccio también buceaba en tres cuartos para ver si lograba vulnerar la valla de Broun. Todos viendo si alguna pelota quedaba a merced de ser ejecutada. Y un par quedaron. Pero definieron mal. Una característica que atravesó a los contendientes. Que configuraron un primer tiempo para el olvido. Malo. Aunque la calificación sea generosa. Y un complemento apenas algo menos malo. Con más situaciones y todas mal definidas.
Los del Kily siguen con la falta de variantes ofensivas. El excesivo traslado a poca velocidad priva de sorpresa. Y la falta de precisión y cambio de ritmo hace inviable cualquier intento de generar combinaciones.
Los de Zielinski también tuvieron ese inconveniente con la falta de certeza. Porque si bien en algunas incursiones hicieron un traslado más rápido para desnudar el desordenado retroceso auriazul, en los metros finales chocaban contra su propia impericia.
Porque ni el gol de ventaja le dio mayor solidez a los platenses. Si Central con uno menos hasta se acercó al arco de Andújar, como la que tuvo Vecchio a los 85’, pero le pegó mal en el disparo. Y a los 88’ un doble cabezazo que Laso desvió frente al arco dilapidando una inmejorable situación para empatar. Y en el último minuto fue Ruben el que erró debajo del arco.
Central no se vistió de protagonista. Es porque aún necesita ropaje de equipo. Algo que no consigue y que desnuda sus falencias.