Los canallas vencían a Central Córdoba por 2 a 1, pero en el último minuto Cucchi cometió una infracción que derivó en el tiro libre con el que igualaron los visitantes
El protagonismo se construye. Con juego y resultados. Es cierto que lo actitudinal es un ingrediente en esa elaboración. Y que a veces con las ganas no alcanza. Lo tenía Central. Lo ganaba 2 a 1, pero los errores en partidos equilibrados se pagan caro. Una infracción en la última jugada derivó en el segundo tanto visitante. Los canallas se quedaron empatando un partido increíble. Lleno de paridades e incertidumbre. Pero la situación imponía la victoria como requisito para sentarse en la mesa de los que pugnan por quedarse con una de las cuatro clasificaciones a la próxima fase de la Copa de la Liga. Y Central no lo consiguió. Pese a la lucha. Al esfuerzo. Cucchi comete una infracción inconcebible. Y le deja un tiro libre que selló la igualdad. Merced a un gran remate de Milton Giménez.
Central empató 2 a 2. El equipo canalla no pudo sostener la victoria y tampoco adquirir el protagonismo pretendido. Otra vez dependió mucho de Vecchio, y cuando el capitán no genera, el conjunto queda huérfano de creación y articulación colectiva.
Marco Ruben volvió una noche. Y lo esperaban. Se reencontró con un viejo amor. Al que parecía olvidado. Pero no. Porque cuando su equipo necesitaba ganar para ser protagonista en el torneo, una oportunidad derivada de un penal lo ubicó de nuevo frente a frente con aquel romance que lo mantuvo vigente durante mucho tiempo. Marco Ruben ubicó la pelota. El arquero de Central Córdoba lo quiso distraer. El 9 canalla sonrió. Y remató. Para festejar como tantas veces lo hizo a lo largo de su carrera. Justo cuando Central más lo necesitaba.
Es cierto que la apertura llegó de penal. Y hasta ahí el gol sólo podía llegar por la vía de la jugada de pelota parada. Porque Central no lograba ensamblar juego desde el medio hacia adelante. Vecchio arrancó estacionado en la derecha y desde allí metía diagonales para jugar, o asistía con pelotazos. Pero no lograba interactuar.
Un descuido y empate
El primer tiempo terminó con el gol canalla de penal. Que Bay le cometió a Martínez. Pero en el arranque del segundo el mismo Bay metió una pelota para Giménez, quien le ganó a Ferreyra para un centro rasante que Sequeira mandó al empate tras un descuido de Avila. 1 a 1. Y las dudas invadieron al Gigante.
De allí en más el partido entró en un cono de incertidumbre. Para cualquiera. Central era ímpetu y los santiagueños pugnaban por sorprender. Las situaciones iban y venían. Pero todos fallaban en la definición.
Osadía y ventaja
Cuando Central se exponía porque buscaba la victoria, apareció Avila lanzado por el medio y metió un zapatazo que el arquero dio rebote y el propio Martínez la mandó al fondo para festejar el segundo gol canalla.
Otra vez la sociedad entre defensores, porque en la jugada que derivó en el penal en el primer tiempo fue cuando Avila habilitó a Martínez previo a ser derribado en el área.
Otra vez el error
Y sobre el final, otro error dejó a Central con el sabor amargo de perder dos puntos en el último minuto. Cuando un tiro libre derivado de un yerro inconcebible de Cucchi, le permitió al equipo del Sapito disponer de un tiro libre que Milton Giménez culminó en el ángulo.
Central empató. Lo tenía ganado. Pero no lo definió y tampoco lo sostuvo. Mucho para asimilar. Y mucho más para mejorar.