El conductor que encabezó ciclos como La Biblia y el Calefón o Mañanas Informales murió el 12 de marzo del 2008 por una complicación en los pulmones.
Humor y periodismo pocas veces van de la mano. Puede ser por eso que Jorge Guinzburg haya tenido la carrera que logró, el reconocimiento de las personas que tanto lo admiraban y la amistad de los amigos que aún hoy, a 13 años de su fallecimiento, lo siguen recordando con amor, respeto y sobre todo fascinación. Era distinto, de eso no hay dudas, pues la forma en la que encaraba entrevistas era desde el interés, desde la vocación y no desde la importancia por el rating que, de igual manera, programa a programa de todos los que hizo era un éxito.
Fue el 12 de marzo de 2008 cuando se conoció la noticia sobre su muerte. Aunque se encontraba internado fue una sorpresa para todos, tanto colegas como audiencia, porque él siempre había dicho que el problema que tenía “era algo común”. Sin embargo, lo que nunca había contado en público era que, además de una infección pulmonar, sufría de cáncer. Así fue como luego de estar unos días internado en la clínica Mater Dei debido a la fractura de una vértebra, su corazón dejó de latir puesto que su enfermedad de los pulmones empeoró.
Sus compañeros nunca dejaron de recordarlo. Pasó por la radio, por la televisión, por distintos medios gráficos, y a su vez se destacó como redactor, guionista, productor y conductor. También era amigo, esposo y, sobre todo, padre. Se casó en segundas nupcias con Andrea Stivel a quien conoció mientras él trabajaba en La noticia rebelde y ella en Mesa de noticias. Se cruzaban en ocasiones, Guinzburg le dejaba notas hasta que un día pactaron una cita, desde la cual nunca se separaron. De su matrimonio con Stivel nacieron Ian y Sacha, él tenía dos hijas más que son Soledad y Malena fruto de su relación anterior.
Desde pequeño Jorge Guinzburg, que nació el 3 de febrero de 1949 y creció en el barrio porteño de Flores, se destacó por la curiosidad que tenía por todo lo que se cruzaba en su camino. Cuando era chico acudía a una biblioteca en Capilla del Monte, lugar donde vivió un tiempo, para poder curiosear a través de aquellos estantes llenos de libros. En Flores se hizo un amigo que se convertiría en su compañero de toda la vida: Carlos Abrevaya. Terminaron la escuela ambos y juntos se anotaron en la carrera de Derecho, pero esto no duró mucho y mientras Guinzburg trabajaba como taxista decidió estudiar el Profesorado de Arte Dramático.
Construyendo camino
Su amistad con Abrevaya no terminó al abandonar los estudios, sino que continuó y hasta se potenció. Idearon proyectos juntos y comenzaron a escribir los guiones del programa de Juan Carlos Mareco, Pinocheando, que se transmitía por radio Rivadavia. Más tarde llegaron a Fontana Show. Años antes Guinzburg había trabajado en agencias de publicidad y hay quienes confirman que fue él la persona que creó el eslogan “el sabor del encuentro” para una reconocida marca de cerveza.
No obstante, no fue hasta alrededor de los años ‘72 o ‘73 cuando su nombre empezó a conocerse porque junto a Abrevaya ingresaron a trabajar en Satiricón. Ellos decían que eran “chisteros” y se ganaron el cariño de sus compañeros. También participaron de la tira Diógenes y el linyera de Clarín y en la revista Humor.
La Noticia Rebelde fue, sin dudas, el ciclo que le cambió la vida, pues un día de 1984 llegaron al antiguo ATC con Abrevaya con una propuesta para un programa que prometía mucho. La decepción fue rápida porque les comunicaron que otras dos personas ya habían presentado una idea similar. Sin embargo, a los días tanto Guinzburg como su amigo se reunieron con Adolfo Castelo y Raúl Becerra, quienes les habían ganado de mano con la oferta, e inmediatamente conectaron. Dos años después se lanzaron al aire con La noticia, sumando al grupo a Nicolás Repetto, en un programa que hablaba de actualidad mezclado con el humor que caracterizaba al quinteto.
Guinzburg continuó su carrera, se sumó a Peor es nada, programa de Horacio Fontova, y más tarde condujo en TN Ilustres y Desconocidos. Pero en 1997 saldría a la luz La Biblia el calefón por América TV, un formato de entrevistas donde no se dejaba de lado la parte humorística en el cual había cuatro invitados y todos hablaban entre ellos. La canción que era la cortina del mismo la escribió Joaquín Sabina, que fue invitado a una edición del programa y su entrevista es una de las más recordadas del ciclo, que duró hasta el 2002.
En todo lo que duró el programa, fueron entrevistadas muchas figuras de la televisión, del deporte, de la música y del espectáculo. Artistas como Charly García y Rodrigo, que grabó horas antes del accidente que terminaría con su vida, o deportistas como Maradona o Di Palma se animaron a las preguntas del conductor. En enero del año 2008 comenzó una nueva etapa para el programa con Guinzburg a la cabeza, pero fue levantado por su fallecimiento.
Antes de la segunda parte de La biblia y el calefón, Jorge Guinzburg llevó adelante Mañanas Informales por Canal 13 desde el 2005 hasta el 2007. Ernestina Pais era una de las principales compañeras del conductor, pues ya habían trabajado juntos en el programa de América, y fue quien lo sucedió en la conducción luego de su muerte, sin embargo el rating no fue bueno y lo levantaron. Mientras Guinzburg estaba en Mañanas Informales, era el programa más visto de las mañanas en la televisión argentina, pero sin dudas el día que mayor audiencia tuvo, 19.7 de rating, fue el día que el conductor perdió una apuesta y tuvo que afeitarse el bigote, que llevó por más de 30 años, en vivo.
Leal, compañero, amigo, maestro, genio, son algunos de los adjetivos con los que se lo puede describir a Jorge Guinzburg. Sin embargo, uno siempre se queda corto. Llegó a la televisión nacional para romper los esquemas y brindar un humor sano, con respeto y acompañado de periodismo, pero además arribó para conocer y enseñar a muchos. Por eso y por tantas otras cosas es que a 13 años de su partida todos los que lo conocieron, lo siguen extrañando.