Leopoldo Luque, Matías Morla y uno de sus asistentes bromeaban acerca de la adicción del Diez. La opinión de la toxicóloga en el docuweb de TN.com.ar.
Diego Maradona era un adicto. Lo fue a la cocaína y también al alcohol. El adicto no lo es a una sola droga o acción sino que tiene una predisposición a las “conductas peligrosas o de consumo de determinados productos, en especial drogas, y que no puede prescindir de ello o le resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica o incluso fisiológica”, tal y como indica la definición del término.
Su caso era de tal gravedad que su entorno mencionó en distintas oportunidades la presencia de una demencia alcohólica, que no es otra cosa que el estado de una persona como consecuencia del consumo prolongado y abusivo de alcohol pero, en lugar de asistirlo, se reían, burlaban y aprovechaban de la situación, según se desprende de la causa a la que tuvo acceso TN.com.ar.
El 2 de febrero de 2020, el director técnico de Gimnasia y Esgrima, Diego Maradona está en el estadio en el que su equipo se enfrenta a Patronato por la Superliga. (Foto: EFE/ Demian Alday Estévez)
Así surge de los audios, charlas de WhatsApp que trascendieron en la causa que investiga su muerte y de la información que consta en el expediente. “En la prensa, nada de que escabia”, “le fui a decir que no tome alcohol y terminamos tomando un vino” o “está roto”, son algunas de las frases textuales que se le escuchan decir al respecto a las personas que estuvieron con Maradona y que debían asistirlo en sus últimos días, entre ellos el abogado Matías Morla y el doctor Leopoldo Luque.
El documental de TN.com.ar cuenta con el testimonio de María Elena Gómez (MN: 102.881), toxicóloga del cuerpo del Hospital Fernández. “La relación médico-paciente se basa en un vínculo de mucha confianza, de honestidad pero ahora, ¿yo sentarme a tomar alcohol con un paciente? Ahí soy amiga y no médica tratante, no se no se me ocurre eso, no está bien, no está bien”, sentenció.
En el documento, el abogado Mario Baudry aseguró sobre la situación de Maradona que “a Diego lo drogaban para que durmiera y sacárselo de encima”, mientras que agregó: “En lugar de darle un café con leche con tostadas, le daban una cerveza y Diego agarraba la cerveza porque era un adicto”, sentenció.
Luque, médico personal de Maradona, hablaba de él como un “etilista crónico” y frente al deterioro del Diez en sus últimos días se le escucha decir a la psiquiatra Agustina Cosachov que el exfutbolista y entrenador “sufre de un cuadro confusional, una posible demencia que habría que descartar que sea por el alcohol”.
La doctora Gómez, profesora adjunta de la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA añadió en el documental de TN: “Muchos psicofármacos te dan afectos adversos. Por ejemplo, tendencia al sueño, por ejemplo rigidez… esto que se conoce como parkinsonismo y es probable que un parkinsonismo yo lo tenga como efecto secundario de una medicación que yo le administré al paciente”.
En este tramo de la historia el nombre clave es el de Carlos Ibáñez, Charly, señalado como quien proveía al Diez de alcohol y en algunas oportunidades de marihuana. Llegó al círculo íntimo de Diego de la mano de Rocío Oliva, su expareja, ya que formaba parte de su entorno familiar.
Las frases del entorno de Maradona y su dependencia del alcohol: “Si sigue así, se puede morir”
Morla: “Ayer estaba escabiado, no podía ni abrir los ojos”
Luque: “Ese día fui a la casa a verlo y estaba destrozado, pasado de alcohol y de de pastillas”.
Luque: “Ayer no se podía prender el habano, estaba para atrás, si sigue así se puede morir el tipo”.
Morla: “En la prensa, nada de que escabia”.
Luque: “Diego no está muy bien, pareciera con una demencia alcohólica, por momentos conectado, por momentos desconectado”.
Ya ante la prensa pero con tono profesional, Luque declaró un día en la explanada de la Clínica Olivos donde Maradona fue intervenido quirúrgicamente por última vez, 22 días antes de morir: “Diego es una persona que toma sus decisiones contantemente, él no está acá porque lo traje yo, está acá porque quiso venir y si él fue al partido fue porque quiso y la verdad es que hay que ayudarlo”.
El partido es aquel que Gimnasia jugó con Patronato el pasado 30 de octubre, día en el que Diego Maradona cumplió 60 años. Esa jornada pasó a la historia porque por primera vez en la última parte de su tiempo se lo vio completamente deteriorado y su presencia en el estadio para recibir un homenaje generó bronca y malestar en sus fanáticos ya que no se lo veía en verdaderas condiciones de estar allí. Al otro día sería internado en la clínica Ipensa de La Plata.
El estado de Maradona estaba a la vista de todos y su capacidad de manejarse de manera independiente resultaba difícil de creer.
El neurocirujano comentó entonces que Maradona, que hacía horas había sido operado de un hematoma subdural presentaba “un cuadro de abstinencia” y anunció que se quedaría “unos cuantos días más internado”.
Ese día hubo dos partes médicos. En el primero se informaba que se había alterado el curso del proceso posoperatorio, que hasta el mediodía era “muy bueno”, al punto de que el astro había mostrado que tenía “muchas ganas de irse”.
Ya en el segundo, brindado al atardecer, Luque hizo hincapié en el “cuadro de abstinencia” y aclaró que la prolongación de la internación “fue acordada entre todos”, incluido Maradona.
“Se va a quedar unos cuantos días más”, sostuvo Luque, ya de espaldas al enjambre de periodistas que lo asediaba en la puerta de la clínica, mientras volvía sobre sus pasos y reingresaba a la misma.
Por la mañana, la situación descripta por Luque era muy distinta que la de la tarde.
“La evolución sigue siendo muy buena. Como novedad del día, le hicimos la tomografía de control que fue excelente. Estamos muy contentos y él está con muchas ganas de irse. La idea es controlarlo un día más. Él ya se siente en condiciones de alta, pero hablamos con los médicos de terapia intensiva y lo ven en esas mismas condiciones de alta, aunque mi idea es mantenerlo un día más internado”, había asegurado Luque en su primera aparición ante la prensa.
“Si estamos muy contentos es por lo que vemos, que Diego puede caminar, habla conmigo y se lo nota mucho más claro. Obviamente es muy temprano, pero la recuperación es excelente para nosotros. Quiere irse, pero lo retuvimos y tratamos de convencerlo por una cuestión de control, pero puede llegar incluso a irse. Esperemos que se quede hasta mañana, no hay que trasladarlo a ningún lado. El postoperatorio es muy bueno y habrá controles en su domicilio”, añadía.
El final es conocido en todo el mundo: Diego Armando Maradona murió 22 días después.