Sancor se deshilacha. La otrora más importante empresa láctea del país, que nació bajo el modelo cooperativo envió una catarata de telegramas de cesantía a sus trabajadores. Tantos, que no se sabe cuántos: según el sitio Infogremiales, especializado en temas laborales, serían unos 200; Bichos de Campo, portal dedicado al sector rural más encumbrado, habló de “cientos”, y el diario Clarín cerró en 500. Los dos últimos, además, describen una situación tan calamitosa de la cooperativa que si no llegara a tanto la estarían agravando. Pero en la nebulosa algo es cierto: con todos los niveles del Estado, empezando por el mayor, sosteniendo que la pobreza bajó un 20 por ciento, que hay reactivación, que los salarios le ganan a la inflación, la crisis de la empresa emblemática de la lechería nacional no existe, pero que la hay la hay.
Los telegramas son categóricos: alegan “razones de fuerza mayor” y comenzaron a llegar esta semana, notificando a empleados de diferentes localidades, pero principalmente que tenían un formato de trabajo que fue nombrado como “jornada libre”, esto es que no tenían tareas asignadas y no cobraban su salario completo, sino un porcentaje. Entre las y los trabajadores que estaban bajo esa modalidad había quienes estaban en esa situación desde hace siete años.
La Nación citó a fuentes del directorio de la cooperativa: “Había un grupo de empleados que estaba en jornada libre bajo ciertas condiciones especiales desde hace mucho tiempo. Lo que se hizo desde la empresa fue invitar a un grupo de esas personas para dialogar sobre la situación laboral y demás. Aquellos que acudieron hicieron un acuerdo de desvinculación con la empresa. A quienes no respondieron a la invitación para dialogar se entendió que no estaban interesados, por lo que se les envió un telegrama de desvinculación”.
El gremio Atilra, que nuclea a las y los trabajadores del sector lácteo confirmó que la oleada de telegramas fueron enviados a trabajadores sin tareas. En su mayoría, indicó, son empleados del sector de distribución y góndolas. En el telegrama se comunica la desvinculación permanente por la no prestación de servicios en los últimos años.
Al mismo tiempo, versiones aseguran que Sancor perforó la cota más baja de su nivel de procesamiento de leche fresca, con un umbral por debajo de los 200.000 litros diarios, cuando llegó a procesar 4.500.000 litros por día en otros tiempos.
La cooperativa tiene actualmente entre 1.300 y 1.500 empleados, de un plantel que llegó ser de cuatro veces más. El declive comenzó en la década del 90, con la convertibilidad de un peso por un dólar, que dejó tecleando la capacidad exportadora de todo el tejido productivo nacional, del cual una buena parte se derrumbó. Pero además, el achicamiento del consumo por la contracción del mercado interno completó la tormenta perfecta para miles de empresas que no lograron capearla. Se trata del mismo esquema que está operando hoy, con una fenomenal caída del consumo doméstico.
Dónde pasaron la motosierra
Según trascendió, los telegramas llegaron a empleados de las plantas de Gálvez, Sunchales (el punto de origen de la cooperativa), La Carlota y Balnearia. La de Gálvez, en Santa Fe, se encarga de madurar y procesar quesos, y La Carlota, en Córdoba, también dedicada a los quesos de pasta dura y de rallar.
Los telegramas dicen textualmente: “Por las razones de fuerza mayor ajenas a la voluntad de la compañía, que son de público conocimiento, prescindimos de sus servicios a partir del día de la fecha (Art. 247 LCT) indemnizaciones, liquidación final y certificados de trabajo –CFR Art. 247 a su disposición en términos de ley–. Conste”.
La normativa citada es la ley de Contrato de Trabajo (20.744) y su artículo 247, que pertenece al Capítulo V y apunta al caso específico que indica su título: “De la extinción del contrato de trabajo por fuerza mayor o por falta o disminución de trabajo”.
La cuestión invocada en el artículoes el monto de la indemnización, y establece: “En los casos en que el despido fuese dispuesto por causa de fuerza mayor o por falta o disminución de trabajo no imputable al empleador, fehacientemente justificada, el trabajador tendrá derecho a percibir una indemnización equivalente a la mitad de la prevista en el artículo 245 de esta ley”.
Y el nuevo artículo de referencia es el que establece el resarcimiento a trabajadores por despidos “sin justa causa”, y mensura un mes de sueldo por cada año de servicio o fracción mayor a tres meses, “tomando como base de cálculo la mejor remuneración mensual, normal y habitual devengada durante el último año”, sin contabilizar aguinaldo, “ni conceptos de pago semestral o anual”.
Es decir, Sancor despliega un intento de pagar la mitad de las indemnizaciones correspondientes.
Empero, el artículo 247 también establece que en caso de una “fuerza mayor” que empuje cesantías, “el despido deberá comenzar por el personal menos antiguo dentro de cada especialidad”, y si hay condiciones coincidentes “deberá comenzarse por el que tuviere menos cargas de familia”.
Es lo que estaría haciendo Sancor: fuentes gremiales confirmaron que la láctea de está desprendiendo del personal de menor antigüedad y especialización.
La empresa parece estar llegando a un punto sin retorno debido a un estrés financiero que profundiza sus problemas. A mediados del 2024, tras tres años de conflicto con el sindicato Atilra, ambas partes habían llegado a una suerte de tregua.
Pero en los últimos meses se supo que la empresa estaba fraccionando el pago de salarios, incluso a quienes estaban en “jornada libre”, cobrando sólo el 70%.
Pero además, versiones coinciden en que Sancor volvió a tener también problemas de pago a productores tamberos, y que un número indeterminado de estos dejaron de venderle leche fresca y otros se desasociaron de la cooperativa.
Por si fuera poco, se habla de una deuda descomunal con la EPE, que pone en riesgo el servicio eléctrico de las plantas de la firma, indispensable para el procesamiento de leche y la producción de sus derivados.
Fuente: El ciudadano