La argentinidad al palo. Argentina jugó un partidazo. Con corazón, fútbol y oficio se sacó de encima con absoluta justicia a Croacia y se metió en la finalísima del Mundial de Qatar 2022, que se jugará el domingo, a las 12, ante el vencedor de Francia y Marruecos, que chocan este miércoles a las 16. Con un Lionel Messi extraordinario, líder, goleador y determinante con la pelota. Con un Julián Álvarez sensacional, con dos golazos notables y forzando el penal de la apertura que anotó Leo. Y por sobre todo con un equipo serio, consustanciado con la causa, jugando con el cuchillo entre los dientes y con valentía para ir al frente siempre. Otra vez la Scaloneta emocionó a los hinchas argentinos, los llenó de orgullo y ahora los hace festejar a lo grande. Argentina ahora sí está a un paso de la gloria, de volver a tocar el cielo con las manos como en 1978 y 1986. El domingo será el gran día, en el que Messi y su equipazo irán por el gran sueño argentino: tratarán de alzar el trofeo más hermoso del mundo.
La primera media hora de la semifinal fue de un trámite muy trabado, con dos equipos que no salieron ciegos a arriesgar, con tránsito lento en el mediocampo y con Croacia mejor predispuesto a manejar la pelota. Argentina comenzó como atada y le costó hacerse dueña de los hilos del partido. Pero el rival, a pesar de lateralizar, jamás pudo acelerar ni lastimar en los dominios de Dibu Martínez. Y allí la Scaloneta fue astuta. Le dio el dulce a los croatas y cuando olió sangre metió un par de estocadas letales que empezaron a torcer la historia para el bando albiceleste.
Extraordinario pase al vacío de Enzo Fernández para su excompadre de River: Julián Álvarez, y la Araña se metió en el área, tocó la pelota con destino a la red ante la salida del arquero Dominik Livakovic, que se lo llevó puesto y fue un penal más grande que el mismo estadio de Lusail. Se hizo cargo Lionel Messi desde los doce pasos y el mejor jugador del mundo puso en ventaja a la albiceleste, para llegar a los cinco goles en el Mundial de Qatar y alcanzar en la cima de goleadores al francés Mbappé.
Y enseguida llegó la segunda puñalada argenta. Contra furiosa a la salida de un tiro de esquina de los croatas. Messi tocó para Julián en campo propio. La Araña con la fortaleza de un toro enfiló directo al arco contrario. En su carrera aprovechó dos rebotes en escollos croatas y cuando estuvo frente al arquero hundió la pelota en la red con un tiro furibundo. Golazo y delirio para empezar a ponerle la lápida a un partido que había comenzado cerrado y que recién se abrió con dos ataques frontales, sin elaboración colectiva del equipo de Scaloni, pero muy picantes.
Luka Modric, el cerebro croata, siempre estuvo en el radar de Enzo Fernández que no le dio libertades. Con Paredes siendo el cinco posicional y con la prioridad de darle equilibrio a la Scaloneta.
Argentina se fue al descanso con una ventaja sideral de 2 a 0. Sabiendo que Croacia debería salir a quemar las naves en el complemento y que habría espacios para la contra.
En la reanudación, Argentina apeló al overol, a achicar espacios, a morder en el medio y a tratar de tener a los balcánicos lejos de Dibu. Gran pared entre Messi y Enzo Fernández y el diez rosarino remató exigido al primer palo, pero tapó el arquero.
Scaloni mandó a la cancha a Lisandro Martínez por Paredes para armar la línea de cinco atrás. Argentina tuvo oficio para comenzar a jugar con el reloj como aliado, sabiendo que tenía oro en polvo en el bolsillo. Y a Croacia le costaba horrores progresar por el campo. Por eso el mago decidió frotar la lámpara en su mejor Mundial. Messi sacó a pasear al enmascarado Josko Gvardiol por la derecha, le hizo un nudo y lanzó el centro preciso para la entrada goleadora del brillante Julián Álvarez, que clavó el tercero y cerró la llave para el delirio argentino.
Además, entraron Palacios, Dybala, Foyth y Correa para oxigenar al equipo. Pero la suerte ya estaba echada. Argentina se sacó de encima como una mosca a Croacia, lo vapuleó 3 a 0 y es finalista de la Copa del Mundo. Grande Messi. Grande Scaloni. Y más allá de cómo termine la historia la Scaloneta ya está en el corazón del pueblo argentino. Porque juega con el alma e intenta atacar siempre con valentía hasta el final. Podrá ganar o perder, pero su orgullo es para aplaudir de pie. Y así jugará la final del domingo ante Francia o Marruecos. ¡Vamos Argentina carajo!
Fuente: La Capital