Brenda Uliarte le dijo a la Justicia que “solo acompañaba” a su novio cuando Fernando Sabag Montiel intentó dispararle a Cristina Kirchner frente a su departamento, la noche del jueves pasado. La joven dijo que “no estaba de acuerdo con lo que pasó, que consideró “aberrante” lo sucedido, “más allá de las diferencias políticas con esta señora”, en alusión a la vicepresidenta. En esa línea, negó tener “odio” por Cristina Kirchner y rechazó haber participado en el atentado.
Tras prestar declaración ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, la joven quedó detenida y fue trasladada en una impresionante caravana de móviles policiales a dependencias de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), en Ezeiza.
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En ese momento hizo su ingreso Sabag Montiel, que volvió a negarse a prestar declaración ante los magistrados. Solo afirmó que su novia no tuvo nada que ver con el intento de magnicidio. Abandonó el juzgado rodeado de seis policías, protegido con un chaleco antibalas y esposado con las manos en la espalda.
Uliarte solo contestó las preguntas de su defensor de oficio, Gustavo Kolman, y relató que estaba en la calle Juncal y Uruguay “para acompañar” a Sabag Montiel, “con quien se había ido a vivir hacía un tiempo“.
Cuando a lo largo de 35 minutos le exhibieron el arma Bersa Thunder calibre 32, y las balas, dijo que no eran suyos y señaló que “no tenía conocimiento de que Sabag Montiel podía hacer este hecho aberrante”, según relató a LA NACION una fuente con acceso a la declaración.
Señaló que “si hubiera sabido que iba a suceder eso se hubiera ido, no se hubiera quedado allí”, agregaron las fuentes que repitieron su declaración.
Uliarte enfatizó que le pareció “aberrante” el ataque, “más allá de las diferencias que tiene con el partido que representa esta señora”, agregaron las fuentes. Señaló que “podían pensar de manera diferente pero que respetaba las ideas de los demás y que no tenía odio ni nada de eso”, completaron.
Ante la jueza y el fiscal, la joven dijo que cuando ocurrieron los disparos y detuvieron a su novio, ella “quedó desconcertada” porque “nunca pensó” que Sabag Montiel “pudiera hacer eso”, en referencia al atentado contra Cristina Kirchner.
La joven se mostró entera ante los magistrados, no lloró, aunque se manifestó limitada en sus expresiones, como si toda la situación la abrumara. A los funcionarios judiciales que la interrogaron les costó mucho charlar con ella, porque por momentos se encendía y arrancaba con un relato, para callar de golpe, presa de los nervios, y por momentos se internaba en un discurso errático.
“Estaba muy conmovida por su situación y no entiende mucho lo que está pasando”, dijo una fuente del caso que relató que antes de ser trasladada esposada, pudo hablar por teléfono con su padre, que se mostró muy acongojado y preocupado por su hija.
Al terminar la indagatoria, alrededor de las 21.20, Uliarte fue trasladada detenida nuevamente a un edificio de la PSA en Ezeiza. En el operativo participó una “cápsula” de siete vehículos, incluidos autos y camionetas policiales, además de una custodia de ocho motos policiales.
Mientras Uliarte era indagada, Sabag Montiel esperaba su turno en una camioneta policial parada en el estacionamiento del edificio de Comodoro Py 2002, rodeada de policías.
Uliarte fue conducida al juzgado en medio de extremas medidas de seguridad, acompañada de su defensor oficial, Kolman. Sabag solo habría tomado contacto con su abogado al descender del vehículo que lo trasladaba.
Teléfono desbloqueado
Mientras la joven se encontraba en el juzgado, los técnicos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) consiguieron acceder a su teléfono, pese a que Uliarte se había negado a dar la clave de ingreso. A diferencia de lo que sucedió con el celular de Sabag Montiel, no se habría perdido información en el proceso, indicaron fuentes de la investigación a LA NACION.
El teléfono de Uliarte permaneció unas 20 horas conectado a los equipos de la PSA, sometido a un procedimiento previo a la operación para saltear la clave y acceder al contenido. La PSA está ahora clasificando los mensajes, fotos y contactos del aparato
Uliarte buscaba dejar en claro su posición y despegarse de su novio, Sabag Montiel. En el comienzo de la indagatoria le leyeron la acusación, que la señala como partícipe en la tentativa de homicidio y le exhibieron las pruebas en su contra, entre las que se cuentan las fotografías del celular de su novio, donde aparece con el arma empleada el jueves por la noche y las imágenes tomadas en inmediaciones al departamento de Cristina Kirchner, donde se la ve tanto el día del atentado como en jornadas anteriores. Esto último hizo pensar a los investigadores que Uliarte realizó inteligencia previa antes de decidir el atentado.
Fuente: La Nación