El Movimiento Evita es el que maneja más poder. Un sector de Barrios de Pie es parte del Gobierno. La línea histórica es opositora y en 2019 llamó a votar a Roberto Lavagna.
El enorme universo de movimientos sociales que conviven en la Argentina muchas veces llevan a la confusión respecto a qué postura tienen frente a las diferentes políticas de Estado que llevan adelante los gobiernos de turno. Desde fines de 2019, con la asunción de Alberto Fernández como presidente surgido de un Frente de Todos que aglutinó perfiles políticos bien diversos, ese tipo de incógnitas se dispararon todavía más.
Tal vez el dato más curioso de la movilización de ayer es que una de las organizaciones más activas fue Barrios de Pie, representada en Silvia Saravia, la coordinadora nacional del movimiento que responde a Libres del Sur, el partido que preside Humberto Tumini.
La marcha se dirigió al Ministerio de Desarrollo Social, donde cumple funciones como subsecretario Daniel Menéndez, el histórico dirigente de Barrios de Pie, que se alineó con el Frente de Todos previo a la elección, desde «Somos», el partido que creó Victoria Donda.
La ruptura se produjo cuando Donda se pasó al kirchnerismo, mientras que Tumini se alió a Juan Manuel Urtubey en la primaria con Roberto Lavagna, con quien terminó encolumnado en las presidenciales de 2019.
Barrios de Pie, así, quedó dividido en dos facciones, El año pasado, Saravia denunció públicamente a Menéndez por «usurpar Barrios de Pie».
Menéndez sostiene públicamente que sigue formando parte de Barrios de Pie, y que él lidera el espacio más masivo de la organización. Desde allí fue parte de «Los Cayetanos», el triunvirato que conformaron con la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y con la CTEP de Juan Grabois (hoy en la UTEP), de estrecho vínculo con Menéndez durante todos estos años y de llegada directa al Papa Francisco.
El nombre «Cayetanos» refiere a una numerosa marcha que promovieron el 7 de agosto de 2016, el día de San Cayetano, en repudio a las políticas del gobierno de Mauricio Macri, que había asumido ocho meses antes.
Pero no son las únicas organizaciones sociales que tienen peso interno en el día a día del Gobierno. El Movimiento Evita ha ganado lugares estratégicos en los últimos meses, con Emilio Pérsico y Fernando «Chino» Navarro como estandartes.
Pérsico es actualmente el secretario de Economía Social, ente que depende directamente del Ministerio de Desarrollo Social y en el que como subsecretario de Políticas de Integración y Formación , justamente, se desempeña Menéndez.
Maneja, desde allí, un presupuesto de $ 115.000 millones, destacándose principalmente el programa Potenciar Trabajo, central en la estructura ministerial, ya que desde allí en 2020 se asistió a 780.000 personas con «planes sociales reconvertidos», según detallan en el propio Ministerio
De larga militancia en el peronismo, Navarro, en tanto, es secretario de relaciones parlamentarias e institucionales dentro de la Jefatura de Gabinete. Ambos son valorados internamente, e incluso en la oposición, con quienes entablan buen diálogo político.
En las últimas horas, el Movimiento Evita sumó otro casillero dentro del Gobierno. La semana pasada asumió formalmente al frente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, Alexandre Roig, un sociólogo francés que llegó al país en la crisis de 2001 y forma parte de la agrupación que lideran Pérsico y Navarro. Venía de trabajar, precisamente, como asesor en la Secretaría de Economía Social.
En enero, Clarín confirmó que Roig sería designado en el Inaes y que iba a administrar una caja de $ 2.500 millones anuales, bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo de Matías Kulfas y no del de Desarrollo Social, donde estaba originalmente. Ayer, ya en condición de presidente del directorio de la entidad que nuclea a cooperativas y mutuales, fue recibido por Alberto Fernández en Olivos.
Pero La Cámpora también forma parte del reparto de fondos dentro de Desarrollo Social. A cargo de la Secretaría de Inclusión Social está Laura Valeria Alonso, referente de la agrupación y responsable del programa con casi la misma cantidad de fondos: $ 114.000 millones para Políticas Alimentarias, desde donde surgen los pagos de la Tarjeta Alimentar, que esta semana fueron duplicados en sus montos.
Una de las principales quejas en la marcha fue la falta de asistencia alimentaria. Según el sitio oficial Presupuesto Abierto, el envío de fondos para Desarrollo Social es de los más altos. En enero, por ejemplo, se destinaron $ 600 millones por día a planes sociales.