El último jueves se firmó el contrato para dar comienzo a las obras del Nuevo Puente Santa Fe-Santo Tomé que unirá ambas ciudades. Más allá de los 1.300 metros que tendrá el viaducto que cruzará el río Salado, la obra comprende también trabajos complementarios en ambas cabeceras.
En el extremo sobre la ciudad de Santa Fe, de 700 metros de extensión, se prevé la demolición del pavimento de hormigón existente dado su estado de deterioro. Allí se construirán dos calzadas de 9,30 metros de ancho, con dos carriles de 3,65 y banquina de 2 metros de ancho cada una. El pavimento que se colocará es del tipo rígido, con una base de suelo mejorado con cal, que tendrá por encima suelo de arena y cemento de 20 cm. de espesor, y un pavimento de hormigón simple H-35 de 20 cm. de espesor.

Para esto se requiere también la construcción de un nuevo terraplén al norte del ya existente. Cabe destacar que estas obras son no solo para adaptar la situación al proyecto, sino también para mejorar la fluidez vehicular.
Además, en el proyecto se contempla la protección contra erosión del estribo en el lado Santa Fe, mediante la colocación de una manta geotextil y geoceldas rellenas con hormigón, para evitar así su deterioro.
Por otra parte, se prevé la construcción de una bicisenda de escala metropolitana, veredas para circulación peatonal, colocación de nuevas columnas con iluminación led, y la parquización de estos espacios preservando también los árboles existentes.
La obra fue adjudicada a la Unión Transitoria de Empresas Lemiro Pietroboni S.A – SE.MI.SA – COCIVIAL S.A. por $39.811.464.459,07, financiados íntegramente por el Gobierno de la Provincia de Santa Fe, y tendrá un plazo de realización de 24 meses. El puente existente facilitará, con dos carriles, el ingreso del tráfico a la ciudad de Santo Tomé, mientras que el nuevo puente se destinará a facilitar el cruce hacia la ciudad de Santa Fe, también con dos carriles.
