No es nada fácil mantenerse en la NBA. Facundo Campazzo, Leandro Bolmaro y Luca Vildoza pueden dar fe. Dos lo han logrado, sudando la gota gorda, y el otro tuvo que volverse a Europa (Luca al Estrella Roja serbio). Todo en estas últimas horas.
La mejor liga del mundo está muy cruda, en realidad siempre lo fue, pero ahora directamente podemos decir que es una carnicería, incluso por los últimos lugares de cada plantel, que tal vez antes no tenían tanta lucha, pero ahora generan una batalla sin cuartel. Las franquicias extreman los detalles que tienen en cuenta para tomar decisiones y, sabiendo que la temporada es larga, que hay lesiones y vaivenes en los niveles de los jugadores, no dejan nada librado al azar y el análisis es muy fino.
Este sábado se confirmó que Bolmaro quedó en el roster de Utah Jazz, con contrato garantizado, una tarea que no le fue nada fácil. En las últimas horas, el Jazz se había quedado con 16 jugadores y tenía que desafectar uno más para presentar, este lunes, un día antes de comenzar la fase regular, el máximo de 15. Will Hardy, el entrenador más joven que tendrá esta temporada (34 años), sorprendió al decidirse por el corte de Jared Butler, el base que parecía tener más chances que el cordobés, y así generó la buena noticia para Leandro y todo el deporte argentino.
Será el tercer argentino en la NBA. Ya estaba Pablo Prigioni, como asistente de los Wolves, y ahora esperamos por la firma de Campazzo en Dallas, pautada para este lunes, según averiguó Infobae. Para Bolmaro fue un gran alivio luego de pelearla durante estos meses tumultuosos. Todo arrancó el 1° de julio, cuando Minnesota Wolves, el equipo que lo sacó del Barcelona luego de convertirlo en el argentino más alto en ser elegido en el draft (#23), sólo le tuvo una campaña de paciencia y lo incluyó dentro un mecacanje que hizo con Utah.
Minnesota insistió para que Bolmaro dejase Barcelona en 2021, pero ni en los entrenamientos ni en los escasos minutos que disputo (apenas 7 de promedio) el jugador convenció al coach Chris Finch. Ni siquiera ayudó la presencia de Prigioni en el cuerpo técnico. Leandro promedió apenas 1.4 punto, 31% de campo, 28% triples, 1.6 rebote y 0.6 asistencia en esos 35 encuentros (de 82). Mejor le fue cuando lo cedieron a la filial de la franquicia en la G-League, la liga de desarrollo de la NBA.Promedió 13.5 puntos, 6 asistencias y 5 rebotes, aunque con un pobre 27% en triples, tal vez hoy su principal déficit, en una nueva NBA que si no la metes de tres, vas para afuera.
A Bolmaro se le venía su última temporada con contrato garantizado para demostrar que pertenecía a la elite, pero Minnesota lo metió en el traspaso que hizo por Rudy Gobert, el pivote figura del Jazz, que ahora pasó a los Wolves. Danny Ainge, aquel ex jugador que hizo un gran trabajo en los Celtics hasta que pasó a Utah, como director de operaciones, hace algunos meses, vio que la historia no funcionaba con Gobert y Donovan Mitchell, la otra estrella del equipo, y decidió iniciar el camino de la reconstrucción. Y lo hizo, volviendo a hacer magia, como en sus tiempos en Boston: por ambos consiguió nueve jugadores y siete elecciones de drafts en primera ronda y tres más que podría ser intercambiables. Una locura, pensando a futuro.
Claro, para esta temporada le quedó un plantel mediocre, que seguramente peleará los últimos lugares del Oeste. Para eso apostó a un formador, como Hardy, uno de los tantos discípulos de Gregg Popovich que hay en la NBA. El nuevo DT deberá sentar las bases de un proyecto a mediano-largo plazo y dentro de este contexto cayó Bolmaro. A uno podría parecerle lo mejor o, al menos, lo más sencillo para ganarse un lugar. Sin embargo, le costó muchísimo al cordobés. Básicamente porque el plantel, que arrancó con 19 jugadores y bajó hasta 15, tenía muchos perimetrales para competir.
Ahora quedaron Mike Conley y Collin Sexton como bases, los escoltas son Jordan Clarkson, Malik Beasley, Talen Horton Tucker y el canadiense Alexander-Walker, como aleros están el italiano Simone Fontechio y Ochai Agbaji, junto al argentino. Lo bueno de Bolmaro, seguramente la clave para haber quedado, es su versatilidad. Está puesto como alero en la distribución de posiciones, pero puede jugar minutos de escolta y hasta de armador. Lo hizo en el Barcelona y lo hace en la selección argentina. Aunque, claro, para base le faltan cosas para este nivel y para escolta necesitaría más eficacia en su tiro, su talón de Aquiles.
La otra virtud que le permitió permanecer es su defensa. Hardy busca construir desde ahí, sabiendo que en ataque no tienen más que nadie. El DT valoró las dos cualidades de Leandro: polifuncionalidad y capacidad defensiva. Por eso quedó entre los 12, pese a que la prensa de Utah pensó que sería el desafectado. A varios periodistas les sorprendió que Hardy haya cortado a Butler. Antes, el coach había desafectado a Saben Lee, Cody Zeller y Stanley Johnson. El plantel lo completan el finés Markkanen -tal vez la nueva figura del equipo-, Jarred Vanderbilt y Rudy Gay, como ala pivotes. Los pivotes son Walker Kessler, Kelly Olynyk y Udoka Azubuike.
Es un equipo muy joven: de los 15 jugadores, 11 tienen 25 o menos años. Bolmaro, de 22, necesita ganar terreno ahora desde los entrenamientos, porque de los cuatro amistosos, tres derrotas y una victoria, sólo entró en uno. Fue justamente en el triunfo ante Portland por 118-101, sumando siete puntos, una asistencia y un robo en 10 minutos. Hoy luce fuera de la rotación, aunque recién se sabrá con certeza desde este miércoles, cuando Utah debuta ante los Nuggets de Denver, en Salt Lake City. Luego tendrá tres partidos de visitante: Minnesota, New Orleans y Houston.
Bolmaro sabe cómo pelearla y qué necesita para hacerse un hueco. A su versatilidad y defensa deberá agregarle mayor fluidez en ataque y, en especial, mayor eficacia en el tiro de tres. Por lo pronto, ya está adentro de los 15, con contrato garantizado. No es poco en una NBA tan complicada.
Fuente: Infobae