El fútbol tiene historias que emocionan, por lo imprevistas y porque los personajes menos esperados se convierten en héroes. Newell’s vivió algo así en la noche del viernes en el Coloso. Incapaz de resolver el debut frente a Platense en la Copa de la Liga, profundizando las dudas que traía el equipo de Mauricio Larriera, en los últimos diez minutos se llevó una victoria muy festejada, que revitaliza el ánimo de todos. Un 2 a 0 que fue posible por Jerónimo Cacciabue, autor del gol de la apertura, nuevamente titular luego de un largo tiempo. Y de Brian Aguirre, tantas veces cuestionado y con razón, que ingresó en la última parte del encuentro, asistió al Aviador en la primera conquista y lo liquidó él mismo con un tiro libre que se metió abajo.
Por todo eso es justificada la alegría de la hinchada rojinegra. Por un triunfo que a esa altura no esperaba. Y que no resultó nada fácil. Es que si bien el control de la pelota, la búsqueda y la insistencia fue durante mayor tiempo de Newell’s, nunca estableció en el desarrollo una supremacía clara. Así y todo mantuvo a Platense lejos del arco del reaparecido Lucas Hoyos, con Rodrigo Fernández interceptando los tibios avances de la visita.
Paciente, ante un conjunto visitante que lo dejó venir, la Lepra careció de juego asociado en ofensiva. Y si lo consiguió, fue en contadas ocasiones, como a los 7’, con el preciso toque de primera de Balzi, para que Martino, proyectado en ataque, la mande afuera de frente al arco.
O la de los 11’, en la que Cacciabue asistió por elevación, Ramírez giró y se la dio a Francisco González, quien por dos ocasiones, primero con un zurdazo y luego con un cabezazo, la tiró donde estaba parado Cozzani.
Lo que se observó después fue la impericia de Newell’s para atacar. Banega fue perdiendo precisión. Cacciabue y Balzi no aportaron en la generación, Méndez pasó por afuera, sin terminar ninguna bien. El Colo Ramírez no participó. González falló en las pocas que intentó desnivelar.
Atrás, el conjunto de Larriera casi que no sufrió, pese a que no tuvo margen para descuidar al grandote Pellegrino
Newell’s empeoró después del descanso. Perdió el manejo del balón. Erró los pases. Tuvo pérdidas en la salida. Banega, absolutamente necesario para la circulación, falló en las entregas. Ante esa merma del juego rojinegro, Platense se le animó, con las limitaciones de un conjunto al que no le sobra nada.
Cruzar la frontera del medio hasta el primer cuarto de hora le fue complicado para Newell’s. Hasta que González escapó por izquierda y se la sirvió a Ramírez, que ingresaba por el centro del área. El uruguayo tuvo el gol, pero inexplicablemente no la controló y se le fue. Cacciabue, entrando por derecha, la capturó y tampoco pudo convertir. Cozzani le desvió el tiro.
La única opción de peligro de la visita en el segundo tiempo fue de Lisandro Montenegro, a préstamo de Newell’s, que le entró muy mal sin nadie por delante luego de un mal cierre de Glavinovich.
Larriera movió el banco para buscar mayor profundidad y pasó a jugar con tres arriba: Schor, Ramírez y Aguirre. Lo de Aguirre fue lo mejor. Le dio a su equipo la llegada que no había tenido por afuera. Y fue desde la izquierda que lanzó el centro pasado para que Cacciabue le entrara con todo para perforar el arco calamar. Estallido colosal en el estadio, cuando nadie lo imaginaba.
Pero quedó más. Antes del pitazo final, Aguirre ejecutó un tiro libre que entró sobre el palo derecho para otro grito eufórico en la noche del Coloso. Con unas pocas jugadas, Newell’s ganó. Y para empezar el torneo, considerando de dónde viene, no queda otra que disfrutar.
Fuente: La Capital