Santa Fe, lejos de la Cordial, parece Rovaniemi, una ciudad lapona situada al norte de Finlandia considerada como la puerta al Polo Norte y al Círculo Polar Ártico donde vive Papá Noel. Con corazón de pelota, parece la ciudad de Garay la capital mundial de los regalos by AFA. Un equipo se contagió del otro. Colón, mejorado ciento por ciento por “Harry Pipo”, quedó último en el fútbol argentino, hace diez que no gana y dejó pasar una ocasión inmejorable para romper la malaria. A esta altura, la sequía de Colón es peor que la del campo.
Colón, que debió ganar el partido sin despeinarse, apenas se quedó con un punto que sólo sirve para el consuelo: desde que llegó “Pipo” Gorosito dejó de perder. Pero es tan grande la crisis que Colón ni siquiera puede ganar cuando juega bien, es mejor que su rival, lo transforma al arquero rival en la figura de la cancha y se da el lujo de errar “dos penales” en la misma jugada. Se lo hicieron al “Conejo”, la pidió el paraguayo, tapó Hoyos, le quedó el rebote con el arquero tirado en el piso (regalado) y no embocó el arco casi abajo del travesaño. Si lo ponían para el Oscar, les ganaba a todos: “El gol errado del año”. Dos penales en la misma jugada.
La previa de Colón-Newell’s, con la multitud sabalera desafiando a mitad de marzo el “calorón” de finales de diciembre y/o principios de enero, dejaba algunas sensaciones.
Por un lado, la banca al inicio de la Era “Pipo” en el banco sabalero. De entrada, un entrenador que al ser designado contó con un respaldo mayoritario en cualquier sondeo o encuesta previa. Además, si bien el equipo no había ganado en dos primeros partidos, por lo menos en La Plata dejó el arco en cero. Finalmente, las dos o tres frases quirúrgicas de Néstor Raúl Gorosito en el bosque indican que se arranca con buenos cimientos la reconstrucción de Colón.
Es que “Pipo”, al tirar frases como “no podemos jugar parados” o “no me banco los equipos sin alma”, es como que vio el mismo partido que viene viendo la gente de Colón desde Julio César
Falcioni para acá. O sea, tirando a nada.
Y del relato al hecho: primero quitó a “Wanchope”; ahora Perlaza. Sacó dos nombres fuertes del anterior mercado y le tiró la “5” (el puesto) a un pibe del club que estaba viajando para Madryn. O sea, compromiso cero,
La otra parte de la lupa, la que dolía en la previa, era la tabla de posiciones. Porque a pesar de que recién van unos poquitos partidos de una larga temporada y que, además, Colón tenía un partido menos que el resto, a ningún hincha de ningún club del mundo le causa gracia verse último en una tabla de posiciones. Y ver a Colón, antes de Newell’s, ahí abajo con tres puntitos jodía más que el calor del domingo a las tres de la tarde y con la luz cortada.
De entrada, “Pipo” metió mano en todo: nombres y esquema táctica con el claro objetivo de buscar algo que perdió hace varias fechas en el fútbol argentino y que se llama “Ganar”. Sobre la hora, Julián Chicco por Eric Meza, acaso para que el “Chicho” de Reconquista no quedara tan solo para cortar, marcar y contener.
Vamos al primer tiempo. Los dos primeros telegramas de pre-aviso fueron para Newell’s (Chicco se lo tapó a Recalde y Ferreira solo la tiró al FONAVI). Pero al gol lo gritó Colón: antes Ditta barrió a “Conejo” y Paolo pidió penal. La pelota a la oreja, laboratorio de “Pipo” y el ex Arsenal de cómodo suplente a goleador.
Había pressing y contra-pressing, con dos defensas inseguras. Lo pudo liquidar Colón, pero otra vez Ditta se lo sacó al “Conejo” Benítez (linda corrida de JP) y lo pudo empatar la visita, pero otra vez el Chicco con guantes se lo sacó al silbado Pittón.
En el complemento, repasemos: 1) Hoyos mano a mano a “Conejo”; 2) Arrúa casi gol pero el caño dijo no con el golero vencido; 3) Juan Pablo Álvarez lustrando el ángulo.
A la vuelta de la esquina, Heinze sacaba a Recalde para poner a Reasco. Lo dejó una pelota más y fue gol: rosca de Pittón y testazo al palo de Chicco (igual inatajable).
Lo que vino después es para la Academia de los Oscar. El mismo “Conejo” fabrica el penal (excelente Baliño), lo pide, patea, tapa Hoyos, queda regalado en el piso y el paraguayo tiene tiempo de pararla. Controla, mira y le pega. El arco está encima y la cruza afuera. Increíble pero real. Colón, mejorado por “Pipo”, no gana ni cuando juega bien. Marche una bruja.
Fuente: El Litoral