Ganar como sea era la premisa. A veces no importa el cómo, si la necesidad que impera es quedarse con los tres puntos después de una senda negativa. La misma se terminó con la victoria de Newell’s por 1-0 ante un duro Barracas Central, con el tanto de Facundo Mansilla en el primer tiempo.
La historia de la noche sabatina comenzó con un capítulo que bien podría haberse denominado “conociendo al enemigo”. Y quizás el comportamiento inicial de Barracas Central sorprendió al propio Newell’s. Lejos de plantear una estrategia mezquina, la visita se plantó en campo leproso y le desordenó los papeles en los primeros minutos.
mansilla fue el mejor en el uno por uno de la victoria de newells ante el guapo
Pero la lepra recogió el guante y tomó el protagonismo que requería la situación para torcer el panorama adverso de los últimos encuentros. Al ser tan friccionado todo en la zona media, los caminos conducían a buscar a Brian Aguirre y Ramiro Sordo para no centralizar tanto el juego y ampliar el terreno.
Los avances de los dirigidos por Heinze tenían buen armado pero se diluían en la puerta del área. Ferreira y Recalde chocaban mucho con la defensa del guapo y las formas tuvieron que cambiar. Newell’s dejó de intentar meterse al área con pelota dominaba y empezó a utilizar la media distancia para inquietar a Barracas.
Quien más lo hizo fue Aguirre, que con su habitual e indescifrable gambeta dejaba pagando al marcaje de turno y enganchaba hacia el medio para sacudir al arco. Era el más peligroso de la lepra. Aunque a los 25’ llegó una clara a través del paraguayo Recalde, que recibió por derecha y definió ante la salida del arquero, pero no le pudo dar potencia ni velocidad y lo hizo recomponerse para quedarse con el balón.
Aguirre seguía intentando y calibró la mira con un puñado de remates hasta que en una ocasión le pudo dar dirección y obligó al arquero Desábato a estirarse sobre la base del palo derecho para desviar una pelota que le llegaba traicionera. Fue la antesala al grito de gol en el Coloso. A los 33’, Brian ejecutó un tiro de esquina (de varios que tuvo) y esta vez encontró la cabeza de Facundo Mansilla que sorprendió a todos y marcó el 1-0. El zaguero se redimió de algunos yerros en el inicio y desató la locura en el Coloso.
El encuentro, sin embargo, no se le hacía fácil a la lepra. Barracas era desordenado pero desplegaba un juego veloz que por momentos dejaba pagando a la defensa. Y estuvo muy cerca de empatarlo a los 41’ con un cabezazo a quemarropa de Sepúlveda que obligó a Hoyos a mandarse una atajada de otro planeta. El cuestionable Luis Lobo Medina sonó el silbato y dijo que no había tiempo para más.
La metodología se repitió en el complemento. Barracas no se lo hizo fácil al equipo de Heinze. Newell’s llevaba las riendas pero no lograba domar a su rival. Sí está claro que lo que el rojinegro hizo en el segundo tiempo se asemeja más a lo que pretende el Gringo. No fue oro pero tuvo tramos de cierto brillo. Se visualizó juego asociado, sin marcadas imprecisiones como en anteriores cotejos, tuvo la pelota y dispuso con ella. En el debe: la falta de resolución.
Pudo haberlo sentenciado a través, de Aguirre, Recalde y con una clarísima de Reasco sobre el final, que se enredó y no pudo mandar a Barracas a sacar del medio.
El epílogo tuvo varios condimentos y se invirtieron los roles por causa del resultado. Barracas se vio obligado a buscar el empate y fue a la carga con todo, aunque dejando varios huecos atrás. Newell’s tuvo una pila de contraataques que quedaron en la nada. Siguió pecando a la hora de la definición.
El rojinegro se vio obligado a dejar los chiches y el toqueteo para mostrar una cara distinta, combativa. Sabía que al mínimo descuido podía pagarlo caro. Ya no importaba tirarla directamente a la tribuna. La cuestión era ganar como sea. Y lo hizo. El árbitro señaló el final y desató una alegría que venía contenida. No así en casa, que parece que el lugar ideal para levantarse de los tropezones. Ahora deberá mantenerse en pie, de una vez por todas.
Fuente: La Capital