Una guerra narco desatada a dos orillas (Santa Fe-Entre Ríos) en marzo de este año, tuvo como resultado un nuevo golpe para el tráfico de estupefacientes, cuando este viernes por la mañana fue allanado un almacén de las afueras de la ciudad de Esperanza, donde se incautaron más de tres kilos de cocaína y una fuerte suma de dinero en pesos y en dólares. Además, quedó detenido “Pepe” Bramuel y la “Gringa” Amable.
Hace poco más de tres meses, en el mismo lugar, la pareja había denunciado un millonario robo que derivó en una persecución policial por la ruta 70, que terminó en la circunvalación oeste de Santa Fe, con el secuestro de dos panes de cocaína, una bolsa llena de plata, armas y la detención de dos de los cinco ocupantes del vehículo.
Plata, droga y armas
Según los informes de inteligencia, en la despensa ubicada en las afueras de la primera colonia agrícola, retirada hacia el norte del ejido urbano, se detectaron movimientos típicos de la venta de droga al menudeo. Puntualmente, las maniobras se acentuaban en los días previos al fin de semana y durante todo el sábado y domingo.
Por ese motivo, se aguardó hasta este viernes, para a primera hora del día realizar la irrupción en la que se secuestraron 3 kilos con 127 gramos de cocaína, la cual se encontraba fraccionada en 960 dosis, un pan entero y dos trozos de la misma sustancia.
Además, producto del accionar de Gendarmería, se incautaron en el lugar $ 3.365.485 y U$S 700, además de tres teléfonos celulares, una balanza de precisión, una máquina de contar billetes, dos armas de fuego -una escopeta y un revólver-, dos vehículos -una camioneta Ford Ranger y una moto Honda Tornado-; además de la detención de la pareja que forman Sebastián Andrés Bramuel (alias “Pepe”) y su esposa Vanesa Raquel Amable, conocida por el apodo de la “Gringa”.
Sin “lógica”
En cuanto a las tareas de investigación previas, Gendarmería puso de manifiesto la falta de “lógica” de que las personas que allí concurrían se dirigieran a una despensa del norte de la ciudad, para luego regresar al centro. Además observaron que los clientes del rubro despensa, solían salir del comercio sin bolsas ni otro tipo de paquetes en sus manos y algunos de ellos se dirigían directamente a zona de parques o plazas, donde se los podía observar sentados en un banco, llevándose pequeños objetos a la zona de la cara, en clara alusión al consumo de cocaína.
Sólo en una de las inspecciones, Gendarmería constató el ingreso de más de 20 personas en media hora, que llegaban al local de a pie, en bici, motos y autos, para luego retomar su camino a la zona más poblada de la urbe.
Con esos elementos, el fiscal Costa Calvo, quien reemplaza circunstancialmente al titular de la Fiscalía, Gustavo Onel, solicitó el allanamiento al juez Reinaldo Rodríguez, quien autorizó la medida que terminó en el importante secuestro.