Los investigadores aseguran además que la minoría no vacunada sigue siendo la principal causa de la transmisión, además de correr el mayor riesgo de contraer una infección grave
Un grupo de expertos la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la agencia federal de medicamentos de Estados Unidos (FDA) concluyó que la segunda dosis protege contra formas graves de infecciones del coronavirus, por lo cual no está justificada una tercera de refuerzo para la población en general.
“Estas vacunas, que tienen un suministro limitado, salvarán la mayor cantidad de vidas si se administran a personas que tienen un alto riesgo de desarrollar una forma grave de COVID-19 y aún no se han vacunado”, escribieron desde el Reino Unido para la revista médica The Lancet.
Luego de una revisión de ensayos clínicos sobre la efectividad de las vacunas y análisis sobre su funcionamiento real en varios países, los investigadores explicaron que los datos actuales no muestran la necesidad de dosis de refuerzo, a pesar que el tema es objeto de un debate entre las autoridades sanitarias mundiales.
Según el trabajo, en la población general, el esquema completo de dos dosis tiene la “eficacia frente a formas graves sigue siendo alta”, entiende este grupo de expertos internacionales, integrado por especialistas de la OMS, la FDA y varias organizaciones de investigación internacionales.
“El conjunto de pruebas acumuladas hasta el momento parecen mostrar que no hay necesidad de una tercera dosis en la población general, pues su protección contra la enfermedad grave es aún alta”, explican los autores en el documento publicado.
El debate global
Países como Israel o Francia han comenzado a administrar la tercera dosis a ciertas categorías de la población: principalmente adultos mayores (seis meses después de la vacunación) y personas con sistemas inmunológicos debilitados.
Para argumentar estas decisiones, estos países citan una disminución en la eficacia de las vacunas contra la infección por la variante Delta, una reducción que parece acentuarse con el paso del tiempo. Sin embargo, los datos en uso real de las vacunas, menciona el estudio observacional, refleja que las dos dosis tienen un promedio de un 95% de eficacia contra cuadros graves y un 80% contra la infección para las variantes conocidas.
Ana-Maria Henao-Restrepo experta en la OMS, autora principal de la investigación, sostuvo que los estudios actualmente disponibles “no proporcionan evidencia creíble de una disminución sustancial de la protección contra enfermedades graves, que es el objetivo principal de la vacunación”.
Según explica, “incluso si en última instancia se puede obtener algún beneficio con el refuerzo, no compensará los beneficios de brindar protección inicial a los no vacunados”. En se sentido añade que “si las vacunas se implementan donde serían más beneficiosas, podrían acelerar el final de la pandemia al inhibir la evolución de variantes”, agrega.
En Israel, país que está saliendo de una ola de la enfermedad a pesar de la vacunación, la tercera dosis está disponible a partir de los 12 años, cinco meses después de la vacunación. Mientras, las autoridades sanitarias de los Estados Unidos esperan lanzar una campaña de refuerzo el 20 de septiembre, posiblemente comenzando con las personas más vulnerables.
La OMS ha desaprobado repetidamente la estrategia de una dosis de una tercera inyección para toda la población, que ve como una medida sin base científica y desigual para los países pobres, donde la tasa de vacunación es muy baja.
En el mismo trabajo, los responsables del documento publicado en The Lancet resaltan que incluso si el nivel de anticuerpos cae con el tiempo en las personas vacunadas, eso no quiere explicar que estas serán menos efectivas contra las formas graves. En esa línea, los investigadores señalan que hay que observar la respuesta inmune celular, debida a los linfocitos, algo que es menos medible como para realizar pronósticos sobre nuevas estrategias de protección.
De acuerdo al documento, la minoría no vacunada sigue siendo la principal causa de la transmisión, además de correr el mayor riesgo de contraer una infección grave. Los expertos creen que es mejor trabajar en el desarrollo de refuerzos diseñados específicamente para contrarrestar cualquier variante resistente que pueda aparecer en el futuro, en lugar de administrar dosis adicionales de vacunas existentes.
Los investigadores, que reconocen que haya grupos que sí necesiten un refuerzo, en especial los inmunodeprimidos, finalmente revelan que las estrategias deben centrarse en la aprobación de una nueva versión de vacunas para combatir futuras variantes, algo que han adelantado los responsables de las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna y el consorcio AstraZeneca y la Universidad de Oxford.