El presente nos indica que la mayoría de los santafesinos considera como “mala” la gestión de Omar Perotti y se expresa a favor de un cambio en la administración política de la provincia al término de su mandato, lo cual se sustenta comparativamente en la gestión precedente que encabezó el Ingeniero Miguel Lifschitz, la cual se valora -en contraposición a la actual- como “muy positiva”.
Era en torno a esa figura, a la del Ingeniero Lifschitz, que se estaba trabajando en consolidar una herramienta política que permita un triunfo en la elección nacional del presente año y siente las bases de la alternancia en el gobierno provincial en 2023.
La desaparición física de Lifschitz (el único gran elector que le quedaba a la provincia) cierra un ciclo político que impone nuevos desafíos a la oposición al peronismo: recrear la organización de la oposición en torno a programas comunes y dotarla de nuevos liderazgos. Lo que era fácil de hacer por la presencia política de Lifschitz, ahora requiere de mayores articulaciones y diálogo entre actores políticos de distintos orígenes, que comparten nuestras preocupaciones y el legado de “Miguel” en el ideario de aspirar a tener una provincia mejor, para el beneficio del conjunto de los santafesinos y santafesinas.
Que el diagnóstico actual determine que, a 17 meses de gestión, el actual Gobernador se ubique con una de las peores imágenes positivas en el ranking nacional, con la consecuente mala gestión de gobierno, no alcanza para que la oposición se pueda alzar con un triunfo electoral a nivel provincial: hace falta organización y nuevas coincidencias programáticas que fortalezcan lo realizado durante las gestiones Binner, Bonfatti y Lifschitz. Organización que pueda nuclear a las voluntades de cambio y propuestas que le den sentido y contenido a la futura plataforma, para no repetir el error del actual oficialismo, que todavía sigue buscando el rumbo y no termina de arrancar.
Con la experiencia de haber transitado 24 años en la búsqueda de consolidar una alternativa y 12 años en el gobierno provincial desde 2007 a 2019, con los aciertos y errores de los que aprendimos, entendemos que es necesario hacer todos los esfuerzos posibles por construir una propuesta política que provoque el cambio político en Santa Fe, ante un gobierno conservador y fiscalista que privilegia el plazo fijo antes que el destino de sus ciudadanos.
El doloroso fallecimiento de Miguel Lifschitz es un golpe que nos impacta y no nos debe paralizar. En medio del dolor, es difícil recomenzar a discutir las nuevas propuestas e ideas, pero los dirigentes políticos tenemos la responsabilidad de hacerlo, por convicción y a sabiendas que será la mejor manera de honrar la memoria de los que ya no están.
El radicalismo asume el lugar que le toca, el de principal fuerza opositora santafesina por su representación legislativa y territorial, y es desde ese lugar que convocamos al conjunto de las fuerzas políticas de la oposición a un acuerdo programático que derive en una necesaria concertación electoral. Queremos coincidir en la ruta con quienes hemos construido la coalición que ya supo ganar y gobernar y ampliar ese colectivo social con los espacios políticos que, al igual que nosotros, entienden que lo público se defiende cuidando valores democráticos y republicanos.
Es en defensa de estos valores fundamentales para un buen gobierno en Santa Fe, que queremos una amplia unidad que lleve al Congreso Nacional la voz de la mayoría del pueblo santafesino que pide terminar con los excesos del poder, las arbitrariedades a las que nos pretende acostumbrar el kirchnerismo -tanto en el país como en la provincia- y que defienda los intereses santafesinos. No queremos delegados del gobierno provincial en Buenos Aires que, por temor a lo que diga Cristina, no reclamen -por ejemplo- el vergonzoso hecho de que Santa Fe sea la última provincia en inversión pública nacional del país, o que no se animen a reclamar la millonaria deuda que tiene la Nación con los santafesinos, sustentada con fallo de la CSJ a favor de Santa Fe, a partir de la detracción ilegal de la coparticipación durante los gobiernos Kirchnerista, que tuvo origen cuando Alberto Fernández era Jefe de Gabinete.
Entendemos que la unidad es una construcción no exenta de debates y de dificultades. Pero entendemos también que hay coincidencias básicas que son las que priman: cuidar lo público, recuperar un gobierno donde se prioricen más a los ciudadanos que cualquier tipo de corporación, una administración transparente, honrada y una construcción política plural y participativa que nos permita -entre todos los que compartimos estos valores esenciales- dar vuelta la página para recuperar e incrementar las posibilidades de progreso de nuestra provincia, que no serán posibles en un Estado Nacional que nos relega y nos somete a un centralismo que está probadamente fracasado.
Para provocar estos cambios y avanzar hacia un futuro promisorio, en democracia, hay que ganar elecciones y por eso, estamos convencidos, hay que ofrecer en este 2021 una alternativa potente a una sociedad que está exigiendo nuevos paradigmas. Debemos escuchar la demanda de amplios sectores de la sociedad que piden confluir en un espacio común para frenar al kirchnerismo, al “vamos por todo” de Cristina o que ven en el populismo un retroceso institucional. Tenemos experiencia probada para mejorar las condiciones sociales de la gente de manera plural, eficaz y sin corrupción.