Infobae accedió al flamante trabajo publicado hoy en la revista científica The New England Journal of Medicine en el que se muestran los resultados de la investigación con la terapia de plasma de convaleciente en una población de pacientes adultos mayores de más de 65 años con COVID-19. Realizado por un equipo experto y multidisciplinar de la Fundación Infant y liderado por el infectólogo argentino
Entre las pocas certezas que dejó esta pandemia figura que el síndrome respiratorio agudo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), el agente etiológico de la enfermedad por coronavirus 2019, causa una enfermedad particularmente grave en los adultos mayores. El porcentaje de estos pacientes que son hospitalizados es alto y la mayoría de las muertes por COVID-19 en todo el mundo ocurren en este grupo etario.
Los tratamientos para las primeras etapas de la enfermedad siguen siendo difíciles de lograr. Pocas estrategias brindan beneficios, varias han fallado y otras están siendo evaluadas. Una de ellas es el plasma convaleciente.
El paper publicado hoy en la prestigiosa revista científica The New England Journal of Medicine y titulado Terapia temprana con plasma alto en títulos de anticuerpos para prevenir COVID-19 severo en adultos mayores, al que Infobae pudo acceder muestra los resultados del estudio realizado por el equipo de científicos de la Fundación Infant, liderado por el infectólogo argentino Fernando Polack , y donde se destacan como cabezas de la investigación, los expertos infectólogos Romina Libster y Gonzalo Pérez Marc
El plasma de convalecencia administrado a pacientes hospitalizados no ha tenido éxito, tal vez porque los anticuerpos deben administrarse antes en el curso de la enfermedad, aseguraron los investigadores en el estudio.
“Realizamos un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo de plasma convaleciente con títulos altos de IgG contra el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 en pacientes adultos mayores dentro de las 72 horas posteriores al inicio de COVID-19 leve”, escribieron.
El criterio de valoración principal fue la enfermedad respiratoria grave, definida como una frecuencia respiratoria de 30 respiraciones por minuto o más, una saturación de oxígeno de menos del 93% mientras el paciente respiraba aire ambiente, o ambos.
El ensayo se detuvo antes de alcanzar el 76% de su tamaño de muestra proyectado porque los casos de COVID-19 en la región del ensayo disminuyeron considerablemente y la inscripción constante de pacientes se volvió prácticamente imposible. Se realizó entre el 4 de junio de 2020 y el 25 de octubre de 2020 (cuando el último paciente completó el seguimiento). El ensayo fue aprobado por las juntas de revisión institucional de las instituciones participantes y autoridades sanitarias de la Ciudad de Buenos Aires y fue supervisado por una junta independiente de monitoreo de datos y seguridad.
Los pacientes que tenían 75 años de edad o más, independientemente de las condiciones coexistentes actuales, o entre 65 y 74 años de edad con al menos una condición coexistente fueron identificados y evaluados para determinar su elegibilidad. Los pacientes elegibles habían tenido al menos uno de cada signo o síntoma en las dos categorías siguientes durante menos de 48 horas: una temperatura de al menos 37,5 ° C, sudoración inexplicable o escalofríos; y tos seca, disnea, fatiga, mialgia, anorexia, dolor de garganta, disgeusia, anosmia o rinorrea.
Los que dieron su consentimiento para someterse a exámenes de detección recibieron visitas domiciliarias y se obtuvieron muestras de secreciones nasofaríngeas y orofaríngeas para analizarlas con un ensayo de RT-PCR (iAMP COVID-19, Atila BioSystems) para detectar el SARS-CoV-2. Los pacientes con ARN del SARS-CoV-2 detectable fueron trasladados a los hospitales del ensayo y se les invitó a firmar el formulario de consentimiento informado.
Se administró plasma de convaleciente o placebo menos de 72 horas después de la aparición de los síntomas y las infusiones del suero se administraron durante un período de 1,5 a 2,0 horas. Tanto el plasma de convaleciente como el placebo se ocultaron con bolsas opacas y cinta para cubrir el catéter de infusión. Los pacientes fueron monitoreados para detectar eventos adversos hasta 12 horas después de la intervención.
Identificaron un total de 479 donantes potenciales de plasma que habían tenido infección por SARS-CoV-2 durante un mínimo de 10 días y que habían estado asintomáticos durante 3 días o más y tenían dos pruebas de RT-PCR negativas a través de listas de hospitales y una campaña en línea.
El estado clínico de los pacientes fue monitoreado diariamente por los médicos del ensayo hasta el día 15 para evaluar los eventos de criterio de valoración primario que ocurrieron en el hospital, en las instituciones geriátricas participantes o en el hogar si los pacientes habían sido dados de alta.
Un total de 160 pacientes fueron aleatorizados. En la población con intención de tratar (es decir, la asignada inicialmente para ser tratada), se desarrolló una enfermedad respiratoria grave en 13 de 80 pacientes (16%) que recibieron plasma convaleciente y 25 de 80 pacientes (31%) que recibieron placebo (riesgo relativo, 0,52; intervalo de confianza del 95% [IC ], 0,29 a 0,94; P = 0,03), con una reducción del riesgo relativo del 48%. Un análisis por intención de tratar modificado que excluyó a 6 pacientes que tuvieron un evento de criterio de valoración primario, antes de la infusión de plasma convaleciente o placebo, mostró un tamaño de efecto mayor (riesgo relativo, 0,40; IC del 95%, 0,20 a 0,81). No se observaron eventos adversos solicitados.
En definitiva, los investigadores concluyeron: “La administración de plasma de convaleciente con altos títulos de anticuerpos IGg contra el SARS-CoV-2 para pacientes infectados dentro de las 72 horas posteriores al inicio de síntomas redujo el riesgo de progresión a enfermedad respiratoria grave en un 48%”.
Los investigadores de INFANT señalaron en el paper del NEJM: “Nuestro ensayo tiene diferencias fundamentales en el diseño de los ensayos aleatorizados anteriores de la terapia con plasma convaleciente en pacientes con COVID-19. Por ejemplo, nos enfocamos en adultos mayores porque son los más afectados por la pandemia. Ensayos previos involucraron a adultos de más de 18 años. Además, nuestro objetivo era detener la progresión de la enfermedad temprana y en una etapa leve”.
“Aunque nuestro ensayo careció del poder estadístico para discernir los resultados a largo plazo, el grupo de plasma convaleciente pareció tener mejores resultados que el grupo placebo con respecto a todos los resultados secundarios. Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de volver al enfoque clásico de tratar de manera temprana las infecciones virales agudas y definen objetivos de IgG que facilitan la selección de donantes”.
Plasma con aval
Emil Behring recibió el primer Premio Nobel de Medicina de la historia en 1901 justamente por su trabajo en el que demostró que el plasma podía usarse para tratar la difteria. En la Argentina, el suero era bien conocido debido a la epidemia de fiebre hemorrágica que azotó al país hace 70 años, y fue tratada con plasma de convaleciente, habiendo logrado reducir la letalidad de la enfermedad gracias al destacado trabajo del doctor Julio Maiztegui.
Con el paso del tiempo y la investigación científica, se evidenció que el componente clave del plasma para el tratamiento de infecciones son los anticuerpos. Los anticuerpos son proteínas en forma de Y que son altamente específicas para cualquier infección que una persona haya encontrado previamente. Son producidos en grandes cantidades por las células B de nuestro sistema inmune para unirse al virus invasor y luego atacarlo para destruirlo.
Sobre la terapia con este suero de convaleciente y en diálogo con Infobae Fernando Polack adelantó con claridad y previo a la publicación del NEJM, “este estudio que realizamos en la Argentina describe la primera estrategia en el mundo para detener la progresión del SARS- COV-2 con una intervención económica, universal, no sujeta a patentes, probadamente segura y que puede administrarse en forma ambulatoria en unidades de atención sin necesidad de hospitalización. Esta investigación sobre uso temprano de plasma de convaleciente en adultos mayores de más de 65 años con COVID-19 leve, entre los cuales demostró una eficacia del 61% para evitar que el coronavirus se desarrolle en una enfermedad grave y evolucione solamente, en palabras del especialista, en “un mal catarro”.